Adolfo Barrena Salces.- El 9 de Diciembre de 1931, las Cortes que presidía Julián Besteiro, promulgaron la Constitución de la II República.

España quedaba definida como "una República democrática de trabajadores de toda la clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia". Toda una declaración de principios ajustada a los valores republicanos.

Recomiendo una lectura reposada de esa Constitución que fue la carta magna de ese sueño de libertad que el fascismo borró a sangre y fuego. Y, si es posible, hagan una lectura comparada con la que tenemos vigente desde 1978 y saquen sus conclusiones.

Fue una Constitución modélica, vanguardia de una sociedad moderna, superadora del caciquismo y atraso de siglos, y profundamente democrática.

Reconocía la soberanía popular, estableciendo el sufragio universal para toda la ciudadanía (primera vez que se reconoce el derecho de la mujer a votar).

Implantaba un sistema de economía social declarando (Atº 44) que la riqueza está subordinada a los intereses de la economía nacional, permitiendo un Estado interventor y social que podía expropiar en base a un supremo interés social.

Protegía el trabajo (Artº 46) y regulaba todo un abanico de prestaciones sociales.

Fue una Constitución profundamente laica ya que declaraba (Artº 3) que "el Estado no tiene religión oficial",  y suprimió (Artº 27) todo apoyo económico estatal a la Iglesia Católica y a las órdenes religiosas, que pasaron a tener la condición de asociaciones y se les prohibió el ejercicio de la enseñanza.

La Constitución republicana recogía, junto a los derechos políticos y civiles, los derechos sociales y económicos y, lo que es igualmente importante, un sistema de garantías de todos los derechos que culmina en el Tribunal de Garantías Constitucionales.

No puedo dejar de citar el Artº 85 que señala que "el Presidente de la República es criminalmente responsable de las infracciones delictivas que cometa" y por ello puede ser juzgado.

La Constitución republicana de 1931 tiene unos principios básicos que podemos destacar como son: la democracia, el regionalismo, el laicismo y la economía social.

También creo necesario resaltar que fue la respuesta a las ilusiones y esfuerzos colectivos que posibilitaron un cambio de régimen político en España.

La República y la Constitución fueron la consecuencia inevitable del desprestigio absoluto de la monarquía y del hartazgo de las dictaduras sufridas, la última la de Primo de Rivera.

En 1931 se pudo. Seguro que, algún día, se podrá otra vez

¡¡Viva la República¡¡