Adolfo Barrena Salces.- En muchas ocasiones he escrito sobre la mala memoria que mucha gente tiene en relación con cosas importantes.
Lo digo por la espantada que ha dado la patronal en la mesa del diálogo social por la pretensión del Gobierno de subir, un 0,4 %, la cotización de empresarios para volver a rellenar la hucha de las pensiones.
Han puesto el grito en el cielo y han afirmado que "esta medida repercutirá negativamente en el empleo".
Quienes tenemos buena memoria recordamos perfectamente como ha evolucionado la cosa de la hucha.
Verán, para desmemoriados. El fondo de reserva, conocido popularmente como la hucha, viene desde que, en 1995, así se aprueba en el Pacto de Toledo.
Cuando llega Rajoy al Gobierno, en 2012, en esa hucha había 66.815 millones. No queda prácticamente nada. Rajoy, vamos el PP, se la han fundido.
Utilizaron una buena parte de ese fondo de reserva para comprar deuda del tesoro en los años más duros de la crisis.
Pero, y aquí viene la mala memoria de la clase empresarial, Rajoy utilizó una parte de los fondos de la hucha para financiar políticas activas de empleo, que deberían haberse pagado con los Presupuestos Generales del Estado y no con la hucha de las pensiones.
Así, y hablo de memoria, me suena que hubo, y que hay todavía algunas, reducciones y bonificaciones de las cuotas empresariales de las cotizaciones sociales por aquello de "crear y mantener empleo".
Recuerdo incentivos para la contratación de personas jóvenes, otras para el mantenimiento del empleo y transformación de contratos temporales en indefinidos, bonificaciones para la contratación en determinados ámbitos, bonificaciones para la contratación indefinida, la tarifa plana de 100 € para la contratación indefinida,...
A lo que se ve todas esas reducciones de las cuotas empresariales han tenido serias repercusiones en el empleo. Además de ayudar a vaciar la hucha de las pensiones han ayudado a consolidar ese modelo laboral de mierda que tenemos.
Ahora, dicen, que esa subida del 0,4 % de sus cotizaciones es un apocalipsis, claro que también lo era la subida del SMI, y en tiempos lo era la jornada laboral de 40 horas, y el descanso semanal.
Bueno, pues nada, es la desmemoriada clase empresarial que tenemos. No se acuerdan de las rebajas en sus cotizaciones que han sido bastante más de ese 0,4 %.
Así que, queridos, no les compren la moto, que ya estoy oyendo por ahí a trabajadores y trabajadoras defendiendo a los pobrecitos empresarios que les obligan a despedir y a cerrar porque les fríen a impuestos.