Adolfo Barrena Salces.- En la segunda parte de El Quijote, en un diálogo con el Bachiller Sansón Carrasco, D. Quijote le dice "las acciones que ni mudan ni alteran la verdad de la historia no hay para qué escribirlas".
Pues eso, nos sale D. Pablo, el presidente pepero, anunciando que se marchan de la sede de la C/ Génova que es una sede que está inmersa en un proceso judicial.
No D. Pablo, quien está en los tribunales es el PP, no es la sede que no pudo elegir a sus inquilinos.
Como señala D. Quijote, cambiar de sede no altera la verdad. Poco sirve irse a otro sitio si no hay asunción de responsabilidades.
Les supongo, a D. Pablo y al peperío, muy puestos en las esencias del catolicismo y, por ello, no termino de entender por qué, ante un grave pecado como el de la corrupción, cambian la sede por todo el proceso.
Según la fe católica, para quedar limpio de un pecado, hay que seguir un proceso que tiene estas etapas:
1.- Examen de Conciencia: reconocer el pecado
2.- Acto de contrición: arrepentimiento, compromiso de no volver a pecar y restauración del daño causado. Con un inciso, si el arrepentimiento es por temor a la condena, no vale. En este caso se llama "atrición"
3.- Confesión: Confesar, decir, el pecado que, para que valga, tiene que ser una confesión completa y de todos los pecados y pecadillos cometidos.
4.- Penitencia: el acto de satisfacción del pecado. Aquí D. Pablo dice que la penitencia la ha pagado ya en las urnas.
Superados estos trámites llegaría la absolución, pero lo que ocurre es que no es un cura quien tiene que absolver, sino que será la justicia y en ello estamos.
Pero vamos, lo dicho, que pueden cambiar de sede, pero la historia es la que conocemos y no vemos que el PP de Casado esté dispuesto a otra cosa que pasar página, pelillos a la mar y hablemos de otra cosa, porque el PP ya no es corrupto.
Pues vale D. Pablo, lo que Vd. diga.
Nota.- el relato del proceso de la confesión es recuerdo de aquella escuela que me impuso el nacionalcatolicismo franquista.