Adolfo Barrena Salces.- Llevamos ya unos cuantos días en los que el mantra mediático y tertuliano es ese de que la clase política no está al nivel requerido, que es impresentable que estén todo el día a la greña en vez de ponerse de acuerdo, que lo que la gente necesita es gestión y no riñas y peleas.
Para empezar. No existe la clase política, igual que no existe la clase religiosa, ni la clase notarial, ni la clase militar.
El marxismo define la clase social como una agrupación de personas con los mismos intereses económicos y que tienen la misma relación con los medios de producción. Por eso establece la burguesía y el proletariado como las clases sociales en una sociedad capitalista.
Es evidente que en una sociedad democrática como la nuestra no hay una clase política, ¿o van a decirme que todos los políticos tienen los mismos intereses económicos?, ¿qué les mueve el mismo interés social?
Ya sé que hoy en día se habla poco, muy poco, de las clases sociales y menos aún de la lucha de clases. No interesa a casi nadie. Nos dividen en tres clases: alta, media y baja, pero lo hacen por nuestro valor, o poder, económico. Lo jodido es que en esta sociedad capitalista se salta de clase media a baja sin darte cuenta. Recuerden que el desaparecido líder de Ciudadanos, Albert Rivera, decía que la clase media cobraba 130.000 € al año, pero los datos oficiales de Hacienda dicen que la renta media en España es 20.000 € anuales. Pero el liberalismo nos clasifica así al tiempo que cultiva el individualismo, la competitividad y el sálvate tú y a lo demás que le den.
Independientemente de esto lo que si es cierto es que hay políticos de muchas clases. Hay una Ministra, por ejemplo, que se ha dejado la piel para proteger a trabajadores y trabajadoras (incluidos quienes no la votan) con esto de la pandemia y que no acaben en el paro, por eso los ERTES. Hay líderes y lideresas políticos que dicen abiertamente que son tan incapaces de afrontar la pandemia que morirá el 1% de la población. Como ven también hay políticos con muy poca clase.
Luego viene lo del reñir. Igual que hay un dicho popular que deja claro que dos no riñen si uno no quiere, hay otro que dice que dos no se casan si uno no quiere. Pues piensen un poquito y verán que aquí quien quiere reñir y quien no quiere casarse es el mismo.
Así que no entren al juego que quieren llevarnos, a ese son todos iguales. No es verdad, y además es muy peligroso, porque si todos son iguales, si no valen más que para reñir, si no solucionan nada..... da igual a quien votar o, peor todavía, paso de votar.
Un pequeñito homenaje a Quino.
