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Ada Colau: "No existe ninguna duda de que el acuerdo entre Sumar y Podemos debe producirse" Featured

Marc Font / Público.- A tres semanas de las decisivas elecciones municipales del día 28, las encuestas mantienen un escenario en Barcelona más abierto que nunca, con hasta cuatro candidatos con más o menos opciones de luchar por la alcaldía: Jaume Collboni (PSC), Xavier Trias (Junts), Ernest Maragall (ERC) y Ada Colau (Barcelona en Comú). Hablamos justamente con la última, la alcaldesa de la ciudad en los últimos ocho años, que aspira a llegar a los 12 si logra ser reelegida por un tercer y definitivo mandato. Una cifra, por otra parte, solo superada por Pasqual Maragall en la etapa democrática. En esta entrevista, Colau también habla sobre un posible pacto entre Podemos y Sumar: "No existe ninguna duda de que el acuerdo debe producirse".

La apuesta de la alcaldesa es clara: profundizar en la transformación de un modelo de ciudad que debe pasar por extender el modelo de superilles y la pacificación de calles, por gobernar y poner límites a un turismo de masas que genera tensiones en numerosos puntos de la capital catalana y por intentar facilitar un acceso a la vivienda que sigue siendo uno de los principales problemas que sufren los vecinos. Un modelo que se ha topado con las resistencias de determinados sectores de la ciudad, generalmente vinculados a las élites económicas, que alimentan el retorno de una hipotética sociovergencia, que las declaraciones y coincidencias programáticas de Collboni y Trias no dejan de hacer plausible.

Consciente de que para llegar a la alcaldía serán necesarios pactos, Colau defiende mantener un "Gobierno progresista" que, de una u otra forma, cuente con la participación de ERC y PSC, pero que esté liderado por Barcelona en Comú, justamente para culminar el proyecto iniciado en 2015. De todo ello hablamos en esta entrevista. Colau atiende a Público por videoconferencia desde casa, donde se ha confinado tras dar positivo de covid-19 esta semana.

Como hace ocho años, cuando llegó a la alcaldía, el acceso a la vivienda es uno de los principales problemas de Barcelona. ¿Hasta qué punto confía en que la nueva ley estatal sirva para resolverlo?

Efectivamente, la vivienda se mantiene como uno de los principales retos de todas las grandes ciudades de Europa, y a diferencia de otros países aquí tenemos ese déficit histórico de España de no tener un parque público suficiente. Dicho esto, estoy contenta porque en estos ocho años casi hemos duplicado el parque de vivienda pública de la ciudad y ya es el mayor de todas las grandes ciudades del Estado.

Estamos trabajando, pero cuando partes de un parque público que era del 1%, como el que nos encontramos, hacía falta una ley que obligue a los privados a corresponsabilizarse, que es lo que nunca ha habido en el Estado español. Esta ley quiere decir que puede haber empresas y particulares que hagan negocio inmobiliario, pero no que especulen a costa de expulsar a miles de vecinos de su casa.

Es una ley que hacía falta para acercarnos al contexto mayoritario europeo, pero es una reivindicación de mínimos, no de máximos. La planteamos cuando entramos, en el 2015, pero nos ha costado mucho porque todos sabemos que el Partido Socialista es muy sensible a las presiones del sector inmobiliario.

Gracias a la presión social se ha logrado y es un primer paso que necesitábamos para detener las subidas abusivas de los alquileres que se siguen produciendo año tras año. En el tiempo en que estuvo vigente la ley catalana se demostró que es una regulación que funciona y ya lo tenemos todo preparado para pedir que toda Barcelona sea declarada área tensionada.

Esperamos que la Generalitat haga los trámites muy ágilmente para que se aplique de inmediato. Pero, al mismo tiempo, estaremos encima para que no queden fuera los alquileres de temporada y ya se lo hemos dicho a la ministra del ramo, Raquel Sánchez.

Con los proyectos en marcha, el parque de vivienda pública de la ciudad se doblará en el 2025, cuando se llegue a los 15.000 pisos. En el próximo mandato, uno de los grandes objetivos es que se acelere el volumen de pisos asequibles a través de la reserva del 30% de cada promoción, que hasta ahora apenas ha aportado 120 inmuebles.

Hubieran entrado mucho más si PSC y ERC nos hubieran hecho caso cuando dijimos que debía hacerse la suspensión de licencias con la tramitación inicial de la regulación. No se hizo y entraron cientos de comunicados que han permitido a muchos constructores hacer promociones que escapaban de la aplicación del 30%. Además, antes de hacerlo hablamos con ciudades que llevan años aplicándola, como Londres y París, y el concejal de Vivienda de Londres ya nos dijo que esto pasaría, que el sector inmobiliario al principio se resistiría a su aplicación, pero que finalmente vería que igualmente le sale a cuenta y el 30% funcionaría perfectamente.

Estaba previsto que habría una cierta resistencia del sector y un cierto retraso en su aplicación. Por tanto, en el próximo mandato esperamos que el 30% dará frutos. Es muy importante porque no es solo corresponsabilizar al sector privado para que haga vivienda asequible, también porque garantiza que haya vivienda protegida en todos los barrios.

Donde seguramente se ha avanzado más es en el ámbito de la transformación de la ciudad, con la expansión de las 'superilles', una pacificación de calles que cada vez más es una realidad, la reducción del tráfico de toda la ciudad y, sobre todo, del Eixample... ¿Hasta dónde quisiera llegar en los próximos años?

Creo que nadie discute que tenemos un modelo de ciudad, un modelo de futuro, que pasa por reducir el tráfico, poner a las personas en el centro, potenciar el transporte público, y no solo para reducir la contaminación, sino para ganar un espacio público, democrático y de calidad para todos. Esto ya se está empezando a ver y a notar, no solo es una realidad en Consell de Cent o Sant Antoni, lo es en la Marina, en Sant Andreu, en Nou Barris, en Glòries, en la Meridiana...

Ya se está viendo que esta transformación no solo reduce la contaminación, que en estos ocho años lo hemos hecho un 30%, sino que se gana una ciudad más democrática y de mayor calidad para los vecinos y vecinas de todos los barrios. En el próximo mandato queremos consolidarlo y que el modelo superilles llegue a todos los barrios. Y queremos hacerlo no solo reduciendo el tráfico, aumentando el transporte público y los carriles bici, sino también protegiendo a las escuelas y sus entornos.

Es un modelo de ciudad diferente al que había habido hasta ahora, que ponía el coche en el centro, nosotros queremos poner a las personas. Y allí donde la transformación ya se puede ver y tocar nadie quiere volver atrás. Me parece que es el modelo del futuro y tampoco he escuchado que otras fuerzas políticas tengan un modelo alternativo, más allá de frenar esa transformación.

Es un cambio de modelo que genera resistencias y rechazo en determinados sectores, por ejemplo, vinculados a 'lobbies' como el RACC. ¿Se esperaba ese nivel de crítica?

Me imaginaba que habría resistencias, porque esto ocurre cuando tocas privilegios, pero no imaginaba que se llegaría a tal nivel de beligerancia con toda la guerra judicial que hemos tenido por parte de algunos lobbies muy concretos, como el de Agbar, vinculado al agua privatizada. Me ha sorprendido su nivel de lawfare, pero no renunciamos a que se pueda realizar una consulta en la ciudad sobre la gestión pública del agua.

También hemos recibido querellas del sector inmobiliario, de los fondos buitre... Ser una Administración que ha puesto a las personas por delante de los intereses especulativos nos ha supuesto varias querellas, que se acaban archivando pero que intentan generar ruido y a nosotros nos reafirman en hacer lo que hemos venido a hacer, reubicar y poner los intereses de la mayoría social por encima de los intereses de unos pocos lobbies.

Más allá de que la gente que vive en una calle pacificada no quiera volver al modelo anterior, existe el debate sobre si hacer una transformación de este tipo encarece la vivienda y gentrifica, pero entiendo que justamente es una cuestión muy ligada al control de los precios.

Me parece realmente escandaloso cómo algunos sectores que no quieren que cambien las prioridades de la ciudad y quieren mantener sus privilegios intentan utilizar de forma perversa el argumento de la gentrificación. Me parece una falsedad. Si la lógica es que porque mejoramos una calle suben los precios, significa que no deberíamos hacer ninguna mejora en la ciudad, ninguna inversión en infraestructuras, no deberíamos haber hecho la parada de Metro en la Marina, no deberíamos haber hecho la biblioteca García Márquez en la Verneda...

No, lo que hace subir los precios no es mejorar los barrios y la vida de la gente, es que exista una especulación sin límites y sin regulación alguna en este país. Por tanto, se debe ir a las causas, por eso es importante la nueva ley de la vivienda que permite regular los alquileres, la reserva del 30% y también regular el turismo, como hemos hecho nosotros.

Somos una ciudad con turismo, pero que no quiere colapsar de masificación turística. Por eso cerramos miles de apartamentos turísticos ilegales, estamos en contra de la ampliación del aeropuerto, que supondría otros 20 millones de turistas al año en una ciudad que está llegando a sus límites, y también hemos planteado que hay que decrecer en los cruceros... Debemos ir a la raíz de la gentrificación y poner regulaciones que limiten la especulación, protejan la vida vecinal en los barrios y regulen el turismo.

 

Las cifras de visitantes de la ciudad han vuelto ya a los niveles prepandémicos. ¿Qué hacer para evitar la masificación? Dentro del Gobierno ha habido posiciones distintas, porque el PSC, que ha liderado el área de Turismo, defiende seguir aumentando el volumen de visitantes.

Es una de las cosas que se va a debatir claramente en la campaña. Hemos sido pioneros en la regulación del turismo. Cuando llegamos, nos dijeron que paralizaríamos la economía de la ciudad y esto ha sido falso. Es verdad que seguimos teniendo zonas tensionadas, pero imagínate cómo estaríamos si no hubiéramos cerrado 8.000 pisos ilegales y no nos hubiéramos enfrentado a Airbnb como lo hemos hecho, con multas, si no hubiéramos ordenado el tema de los hoteles... Habría un descontrol absoluto.

Se ha demostrado que la regulación es buena, no solo para controlar los desequilibrios de la masificación turística, sino para proteger la propia actividad económica de la ciudad. No solo no la hemos detenido, sino que a pesar de la pandemia hoy tenemos el paro más bajo de los últimos 15 años y donde se está creando más empleo es en sectores de innovación, de tecnología... que nos interesan mucho más, para que la ciudad dependa menos del turismo. Debemos seguir por este camino, por la regulación y por la diversificación económica.

Con la regulación debemos seguir el mismo camino. Cerramos los 8.000 pisos ilegales que nos dejó el señor Trias, pero en algunos sectores de la ciudad estamos viendo que deberían poder revocarse licencias de pisos. Barcelona tiene derecho a decidir su modelo turístico y para ello la ley catalana debe modificarse y dar el poder a los ayuntamientos para que si consideramos que en las zonas más tensionadas necesitamos más vivienda y menos concentración turística podamos revocar licencias.

No tiene sentido que haya concentraciones de grandes propietarios que hayan logrado licencias a perpetuidad, con solo 200 euros y un comunicado, como ocurrió en el mandato de Trias. No tiene sentido que haya ese lucro infinito de unos pocos a costa de desequilibrar la vida de nuestros barrios.

También queremos que se plantee el decrecimiento de la actividad de cruceros, que no es sostenible, no ha parado de crecer y genera desequilibrios en el centro de la ciudad. Hay que poder plantear este debate como se ha hecho en Palma [de Mallorca] y en otras ciudades.

En todo esto será importante el posicionamiento de otros grupos. El señor Trias ya ha dejado claro que será el abanderado del negacionismo climático: no solo quiere ampliar el aeropuerto, también que la ciudad siga llena de coches y detener la segunda fase de las obras de conexión del tranvía. Y me preocupa mucho que el PSC de Jaume Collboni se haya abierto a pactar con Trias y haya dicho también que detendría la segunda fase del tranvía, que ampliaría el aeropuerto y que no pondría límites a la masificación turística.

Creo que esto no es representativo de la voluntad de la ciudad, que es progresista y quiere que regulemos el turismo y la economía y detengamos la especulación para proteger la vida en los barrios. Nos esforzaremos por ganar las elecciones y por hacerlo con la máxima fuerza posible, porque si quedamos primeros somos la garantía de que el PSC tire más hacia la izquierda y no hacia el negacionismo climático y el señor Trias.

¿En los grandes temas de ciudad y las propuestas socioeconómicas, los programas de Trias y Collboni están muy cerca?

Esto parecería en el momento actual, pero quiero reivindicar que en los últimos cuatro años el PSC ha votado todas nuestras medidas: el 30%, la regulación de los pisos turísticos, la transformación urbana, las superilles... Lo que veo ahora es inconsistencia y poca credibilidad del señor Collboni, como si con su salida del Gobierno pero con su partido quedándose en él mostrará que nada tiene que ver con todo el modelo de ciudad y de transformación que estamos impulsando, cuando también lo ha votado el PSC.

Entiendo que está intentando captar a votantes más de centro, pero los votantes progresistas estarán bastante desconcertados con este cambio de posicionamiento del señor Collboni. El hecho es que hemos logrado que el PSC votara todas las transformaciones urbanas que hemos impulsado desde la alcaldía.

¿Algo se ha hecho mal con el nuevo contrato de limpieza para que en las encuestas se mantenga la percepción de que Barcelona está sucia?

Creo hubo un momento crítico el pasado verano, que coincidió con el cambio en el contrato. No son solo más de 300 millones anuales, sino que implicaba cambiar todos los vehículos y contenedores y en el momento de realizar la transición y cambiarlo todo claramente hubo desajustes. Tuvieron varias explicaciones, como la salida de la pandemia, el conflicto de Ucrania que generó inflación y retrasó la llegada de materiales para los nuevos vehículos, problemas con empresas que cambiaban de zona y existían desajustes con los recorridos que hacían...

Es cierto que había algunos barrios que no tenían una limpieza adecuada, pero hicimos un refuerzo con equipos extras hasta que se estabilizó el nuevo contrato y ahora nos llegan muchas menos quejas.

Ahora bien, existen zonas centrales que con la presión de la masificación turística que tienen puedes tener la sensación de que no se limpia lo suficiente, como consecuencia del uso tan intensivo del espacio público que se hace en ellas. Las papeleras de la Rambla se cambian 14 veces al día. Ahora mismo se está limpiando más que nunca y la implementación del nuevo contrato ya se ha culminado y en su mayoría funciona bien en todos los barrios.

La líder de Sumar y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, se volcará en su campaña y usted también apoya su proyecto. ¿Cómo cree que debe resolverse la tensión entre Sumar y Podemos?

La ciudadanía nos dice muy claramente que necesitamos unir fuerzas para objetivos comunes y, más que nunca, en tiempos de incertidumbre y de múltiples crisis como las que vivimos actualmente, con el crecimiento de la extrema derecha, el cambio climático o una economía que genera desigualdades, las fuerzas progresistas debemos unir fuerzas.

Estoy orgullosa de que en Catalunya hemos trabajado en este sentido y vamos todos juntos y estoy convencida de que esto también será posible en el Estado. Es la voluntad de Yolanda [Díaz], y Podemos ha dejado muy claro que ella es su candidata y se acabará encontrando la fórmula para materializar el acuerdo. No cabe duda de que este acuerdo debe producirse, que es lo que hemos defendido.

Yolanda vendrá a la campaña, pero también están invitadísimas las líderes de Podemos, en concreto he invitado a Ione Belarra como secretaria general porque aquí vamos juntas, podemos ganar porque vamos juntas y me gustaría que esta victoria todo el espacio se la sintiera como propia.

A medida que pasan las semanas, aparentemente las encuestas le van mejor a Barcelona en Comú. No sé si la polarización a favor o en su contra y de sus políticas les está favoreciendo, al igual que el regreso de Trias ayuda a clarificar el debate.

Creo que la polarización nunca es buena, nunca hemos planteado el debate alrededor nuestro, sino del modelo de ciudad. Pero sí que es bueno que todas las fuerzas políticas que puedan tener un buen resultado se posicionen a nivel de modelo de ciudad. Nadie discute que nosotros tenemos uno y estamos transformando la ciudad, hemos cambiado las prioridades, y lo que necesitamos es que las demás fuerzas, si nos critican, digan cuál es el modelo alternativo.

Es verdad que Trias ha clarificado mucho la oposición a nuestro modelo, aunque no está claro qué quiere hacer: si simplemente quiere volver a la situación que había antes, donde había miles de pisos turísticos ilegales descontrolados, especulación y contaminación sin límite alguno, porque alternativas en positivo no las he escuchado.

Pero me preocupa que el PSC de Collboni se haya apuntado a ese modelo de desmontar toda la obra de gobierno de estos años, porque no creo que sea representativa de los votantes socialistas. Soy muy explícita y tiendo la mano a todos los votantes progresistas que quieren que las políticas progresistas y de transformación sigan adelante y será muy importante que la campaña no se polarice en torno a mí y de BComú, sino de los temas de ciudad.

Es evidente que serán necesarios pactos para gobernar y ha defendido que quiere liderar un gobierno progresista. ¿Su apuesta ideal sigue siendo una alianza con PSC y ERC?

Siempre hemos sido igual de claros y transparentes, siempre he dicho que ésta es una ciudad progresista. En un mundo donde crece la extrema derecha, Barcelona es un referente internacional de ciudad abierta, orgullosamente diversa, feminista, progresista y valiente que se enfrenta también a los monstruos como la especulación y creo que también debe haber un gobierno progresista que la represente. Y nosotros somos la garantía de que haya un gobierno progresista, como lo ha sido estos cuatro años, con el PSC dentro y ERC como principal socio en la oposición.

Pero más allá de quién esté dentro y quién fuera, es evidente que defendemos un acuerdo de las fuerzas progresistas y que si quedamos primeros ya hemos demostrado que PSC y ERC miran más a la izquierda que hacia la derecha. Por eso queremos liderar la alcaldía, para continuar con la transformación de la ciudad y consolidar el modelo de futuro que estamos impulsando en todos los barrios y para garantizar que las fuerzas progresistas pacten entre sí.

¿Se imagina una alianza a tres para la investidura entre Trias, Collboni y Sirera?

Sinceramente no quiero entrar a hacer hipótesis, pero sí creo que debemos centrarnos en los contenidos y propuestas para la ciudad. Y me parece muy preocupante el nuevo posicionamiento del señor Collboni, que de forma frívola abandona su responsabilidad como primer teniente de alcaldía, hace ver que nada tiene que ver con las políticas que se han hecho en los últimos cuatro años y tanto él como el señor Trias dicen abiertamente que quieren pactar para detener el modelo de transformación de políticas progresistas en la ciudad. Esto es muy decepcionante para muchos votantes socialistas e insisto en apelar a todos los votantes progresistas para que no pase y se mantenga un gobierno progresista.

En este segundo mandato ha aumentado la guerra judicial o 'lawfare' de determinados poderes de la ciudad contra las políticas del ayuntamiento. ¿A qué lo atribuye?

En un primer mandato parece que algunos poderes fácticos nos toleraron como anécdota, como accidente en unas elecciones. Cuando vieron que éramos gente sería, trabajadora, que estábamos dispuestos a hacer el máximo esfuerzo para implementar los compromisos con los que nos habíamos presentado y cambiar las prioridades y privilegios de la ciudad como no había hecho nadie antes, empezó entonces una guerra judicial que no tiene precedentes en Barcelona.

Han visto que sí, que íbamos en serio y que seguiremos haciendo lo máximo para priorizar el interés general y defender el liderazgo público, pero no nos asustarán, al contrario.

Seguimos con una inflación muy disparada, que contribuye a una cronificación de la pobreza y un incremento de necesidades sociales. ¿En los próximos cuatro años la batalla contra la desigualdad será fundamental a nivel municipal?

Creo que ya era así, nos encontramos con una ciudad que tenía una tendencia hacia unas desigualdades entre barrios y de rentas inaceptables para una sociedad democrática y hemos empezado a revertirlo, hemos recuperado la inversión en escuelas, la hemos duplicado en transporte público... La transformación urbanística no es solo una lucha contra el cambio climático y la contaminación, también es una lucha por la igualdad de barrios y oportunidades.

Todos estos años hemos situado a Barcelona como líder en inversión social en el Estado, no sólo reforzando los servicios públicos, sino incluso ampliándolos con nuevos, como el dentista municipal o el canguro municipal, políticas que nos han permitido responder mejor a las situaciones de crisis que hemos tenido, como la pandemia o la inflación. En el contexto actual debemos mantenerlo.

Los ejes de la transformación urbana y la priorización de las políticas sociales y la reducción de las desigualdades van de la mano y son igual de importantes.

Fuente: https://www.publico.es/politica/ada-colau-no-existe-duda-acuerdo-sumar-debe-producirse.html#md=modulo-portada-bloque:2col-t4;mm=mobile-medium

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