Adolfo Barrena Salces.- Ya saben, mona se queda.
Este dicho popular se aplica para resaltar que las cosas, aunque se adornen, aunque se disfracen, aunque se edulcoren,... son como son. Se puede dar un barniz, pero la realidad es que el PP ha metido a la ultraderecha en un gobierno y, además, le ha dado la presidencia de un parlamento democrático.
Vaya con el Sr. Feijoo. Se estrena avalando este pacto al que define como "legítimo".
No sabemos bien en qué consiste ese pacto. No lo explicarán al detalle porque, lo que ha primado, es el interés partidista.
Dice el flamante reelegido presidente de aquella comunidad que tienen un "acuerdo de legislatura" sobre la base de "un programa al servicio de las personas". Faltaría más que, nada más empezar, ya le quitase a "la mona" la seda y la dejara al descubierto.
Se conocen, porque así lo han expresado públicamente, que las condiciones de la ultraderecha, además de sillones, era recortar derechos y leyes (violencia machista, memoria histórica,...) que han costado décadas de democracia conseguir.
Conocemos, también, la coincidencia de PP y la ultraderecha en temas fundamentales como es la fiscalidad, el desmantelamiento de los servicios públicos, la apuesta por la privatización de la educación, de la sanidad, de la atención a personas mayores,....
Hemos visto a PP y VOX votar en contra de la subida del SMI, en contra de la reforma laboral,...
En definitiva, mal negocio para las gentes de Castilla y León y mal asunto para nuestra frágil democracia.
Quienes de declaran herederos del franquismo llegan a las instituciones y a los gobiernos.
Espero que no vuelva el Nodo, que no volvamos a recuperar Castilla la Vieja, que el Sistema Central no recupere el nombre de Carpetovetónico (así debí aprenderlo en la escuela franquista) y, sobre todo, que no intenten convertir a las gentes castellanoleonesas en la segunda acepción de "carpetovetónicos" que da el diccionario de la RAE: Adjetivo. Considerado como característico de la España profunda frente a todo influjo foráneo.
¡