Adolfo Barrena Salces.- Sí, han empezado una guerra. Sí, la primera bomba la ha lanzado Putin. Sí, es repudiable y condenable quien empieza una guerra.
Pero dicho y afirmado esto. Condenar a Putin no puede ir acompañado de aplausos a Biden o a la OTAN. Son las dos caras de la misma moneda.
No puede ser, como oigo en diferentes programas, pedir la intervención militar de la OTAN, es decir, apostar por la guerra.
No puede ser, como oigo a ucranianos/as, pedir armas, porque eso es, también, apostar por la guerra.
Las guerras, todas sin excepción, son malas. Llenan de muerte, de hambre, de destrucción. Echan a las gentes de sus casas y de su país. Cortan de raíz sueños, ilusiones y esperanzas.
No nos vendan guerras, no traten de convencernos de que hay guerras buenas, de que hay que utilizar la guerra para liberar países (ahí tienen Libia, Irak, Afaganistán,....). No, las guerras tan solo sirven para que el pueblo llano sufra y ponga las muertes y los/as de siempre se enriquezcan más todavía.
En estos momentos, no se lo voy a negar, me dan mucho miedo los Putin, y los Biden. Me da miedo, desde siempre, la OTAN. Me da miedo el seguidismo acrítico que hace Europa de los EEUU.
Da miedo esa otra guerra que ya está en marcha. La guerra comercial que son las sanciones mutuas que se imponen quienes están en guerra.
¿Alguien está pensando en como repercutirán esas sanciones mutuas en la economía de todo el mundo?. Ya estamos viendo el gas y el petróleo por las nubes. ¿Pagarán Putin, o Biden, las consecuencias?, pues no las pagaremos todos y todas que sufriremos las consecuencias, que nos subirán, más todavía, la factura de la luz y de la gasolina. Serán trabajadores y trabajadoras quienes sufrirán los desabastecimientos de materias primas o de productos alimentarios, o de suministros industriales. La guerra comercial también es dramática para los/as de siempre.
Los embargos, bloqueos o sanciones económicas, hacen que la ciudadanía, especialmente la que vive en el país sancionado o embargado (pueden preguntar a la población cubana, o a la palestina), deje de tener acceso a cuestiones fundamentales para la propia vida, como son medicamentos, infraestructuras, material de construcción, alimentos, electricidad, tecnología… Sufren, además, un incremento en los precios que los/as más desfavorecidos/as (generalmente personas ancianas, enfermas, desempleadas) no pueden afrontar. Hoy en día, en una sociedad y mercados tan internacionalizados, las sanciones tienen un efecto rebote que salpica y afecta a la ciudadanía en su conjunto.
Es inaceptable que haya quienes justifican esta política suicida argumentando que, "al menos la gente no muere". Otra cosa es que sufra un tormento diario para vivir.
No, la guerra nunca es la solución. La guerra hay que pararla y eso no se hace pidiendo armas, ni intervenciones militares, ni intentando bloquear la economía.
Una buena medida para evitar las guerras sería que desapareciera el militarismo, que la OTAN, el verdadero brazo armado del imperialismo, deje de existir. Nunca tuvo sentido. La justificaron en aquella política de bloques antagónicos en que dividieron el mundo. Uno de los bloques militares, el Pacto de Varsovia, desapareció en 1991. ¿Para qué necesitamos la OTAN?. Mientras exista la OTAN siempre habrá una opción militarista de resolver un problema en vez de primar la diplomacia, la negociación y la paz.