Adolfo Barrena Salces.- Ayer, el preclaro líder pepero, en una entrevista que a mayor gloria le hace El Mundo, avisa de que España está en quiebra.
Este español tan español, dice que ese país que asegura defender, está en quiebra. Lo dice, el muy cínico, con una sonrisa de oreja a oreja, demostrando que, si la cosa que anuncia es verdad, le produce satisfacción.
Lo cierto es que la credibilidad de este charlabarato está por los suelos. Su patética fijación con desacreditar todo lo que hace el gobierno que él define como comunistabolivariano, le lleva a cometer exceso tras exceso.
Se pasea por Europa poniendo zancadillas para que lleguen los fondos europeos de ayuda para salvar de la mejor manera posible los problemas generados por el COVID.
Anuncia la inmediata derogación en cuanto llegue al poder de todas las leyes con un mínimo sesgo social y progresista.
Miente descaradamente con los datos económicos, con las cifras del paro, con la gente que está en ERTE,...
Demuestra un desconocimiento supino, pero insultante, cuando llega afirmar que, "en este país, si tienes trabajo y una nómina puedes tener un alquiler". Poca relación tiene con el mundo, con los jóvenes que no pueden emanciparse, poca memoria gasta cuando se olvida de que gracias a las reformas del PP tenemos un mercado laboral de mierda, con unos sueldos basura que impiden pagar los alquileres que, gracias a las liberalizaciones del PP, están por las nubes y han convertido la vivienda en un objeto de mercado.
Dice este individuo que el PP "va a tener que rescatar a España por 3ª vez". No sé cuál ha sido la primera vez que el PP rescató a España, ni recuerdo cual fue la segunda. Estas afirmaciones lenguaraces, sin ningún soporte documental, sin ningún rigor, son más propias de bocachanclas de bar que de alguien que se considera líder de la oposición.
Recuerdo el roto que, en el tradofranquismo, nos hizo la crisis del petróleo de la que se salió con los Pactos de la Moncloa, en 1977, en plena transición. No existía siquiera el PP
Recuerdo la crisis de los 90, ya entrados en Europa, que se saldó con medidas de ajuste y devaluación de la peseta, pero gobernaba Felipe González.
Y, claro, recuerdo la más reciente, la de 2007, la que puso a España en quiebra. Gobernaba entonces Zapatero y eso le abrió las puertas a Mariano Rajoy, ese que nos dice Casado que salvó a España, pero a quien de verdad salvaron fue a los bancos a costa de nuestros servicios públicos, de nuestros derechos y de nuestros salarios y pensiones.
No es nada creíble este personaje. Lo triste y vergonzoso es que, si fuera creíble, si estuviera seguro de que España va al desastre, lo inmoral, indecente e impresentable es que demuestre lo feliz y contento que está porque el país, y con él españoles y españolas, van a estrellarse. Es lo que tiene ser un español muy español.