Adolfo Barrena Salces.- Mucha, mucha pereza da volver al día a día.

Vuelves y te salen al encuentro las mismas cosas que dejaste cuando desconectas unos días. El planeta sigue achicharrado por ese capitalismo que, también, quema trabajadores y trabajadoras, que deja despoblados territorios que luego rellena con parques eólicos y plazas fotovoltaicas. El bicho puñetero sigue campando a sus anchas mientras las farmacéuticas hacen un buen negocio y tenemos a medio mundo, esa parte que llaman tercer mundo o países en desarrollo, sin vacunar y, lo que es más grave, sin posibilidades de hacerlo porque no tienen recursos para ello. Los talibanes, aquellos que nunca se fueron, han vuelto a ese Afganistán abandonado por aquellas potencias de la operación "libertad duradera".

Las mujeres, no solo en Afganistán a partir de ahora, siguen siendo víctimas del machismo asesino, de las sociedades patriarcales y de esos regímenes de sátrapas y dictadores que gozan del respeto y reconocimiento que les da el petróleo o su posición geoestratégica en el tablero económico y geopolítico mundial.

Los pueblos palestino y saharaui siguen siendo objeto de resoluciones de la ONU y demás, pero siguen sufriendo las consecuencias, asesinatos y brutalidades de los gobiernos que, ante la indiferencia internacional, siguen ocupando sus tierras.

Hoy, 23 de Agosto, se cumplen 85 años de la masacre que los asesinos franquistas hicieron en Huesca. 95 personas fueron asesinadas por el mero hecho de ser consideradas republicanas. Ninguno de los asesinos ha sido juzgado y esas 95 víctimas, al igual que las decenas de miles de personas asesinadas por el franquismo, siguen esperando que se haga justicia y que este puñetero país haga un serio ejercicio de Memoria, Verdad, Justicia y Reparación y acabe con la impunidad del franquismo y sus asesinos y torturadores.

Pero hay que seguir, hay que mirar hacia delante y hay que andar el camino.

Así que la pereza de hoy, como tantas otras veces, pasará y andaremos ese camino, el de la utopía que sueña con alcanzar una sociedad justa y democrática, y en él nos seguiremos encontrando, aunque tengamos más canas y sepamos que, cada día, hay una página menos que pasar en el libro de nuestra vida.