Adolfo Barrena Salces.- El Gobierno, con retraso es verdad, ha aprobado la Ley de Memoria Democrática que llevará al Congreso y que, si sale adelante, sustituirá a la actual Ley de 2007.
Vaya por delante que este texto mejora bastante el que se aprobó en 2007. Lo reconozco.
Gracias a esta ley, si al final sale adelante, el Estado deberá asumir la búsqueda de las personas desaparecidas durante la guerra y la dictadura, se creará un Banco Nacional de ADN para facilitar las identificaciones de los/as desaparecidos, tiene prevista la creación de la Fiscalía de Sala para la investigación de los delitos cometidos durante aquellas décadas, contempla como delito la figura del enaltecimiento del franquismo y prohíbe las entidades que lo ensalcen, como la Fundación Francisco Franco.
Introducirá en el currículo académico la Memoria Democrática y, si ello al final es así, las generaciones jóvenes podrán conocer, y saber, lo que ha vivido este país durante el siglo pasado.
Lamentablemente el texto tiene importantes lagunas. Sigue permitiendo la impunidad del franquismo ya que no deroga la Ley de Amnistía de 1977. Tampoco declara los asesinatos franquistas como crímenes de lesa humanidad y por ello prescriben y quedan impunes.
No anula las arbitrarias sentencias de los tribunales franquistas ni devuelve la dignidad a quienes las sufrieron.
La justicia, la reparación y la dignidad siguen pendientes. Por lo que vemos también la memoria es una asignatura pendiente en este puñetero país.
Resumo, es una ley que mejora lo que hay pero que es insuficiente y no da respuesta adecuada a las reclamaciones de las víctimas del franquismo ni a las de las asociaciones memorialistas.
El texto, incluso antes de ser enviado al Congreso, ya cuenta con encendidos opositores que siguen considerando que aquello ya pasó, que mienten como impresentables y cínicos bellacos al afirmar que el culpable de la guerra y del franquismo, fue el Gobierno de la II República y que avisan de que la derogarán tan pronto lleguen al Congreso (Casado dixit).
El colmo del despropósito es que hay quienes (Vox dixit), aunque ni la han leído según reconocen, la llevarán al Tribunal Constitucional porque "atenta contra la libertad de los españoles". Solo me salen comentarios escatológicos y por ello no lo comento más.
Tampoco se pierdan el nivel fascista pepero. Verán, por si no lo saben. El PP, con Casado a la cabeza, propone una "Ley de Concordia".
Ayer, en Ávila, en un acto de presentación de esa "Ley de Concordia", uno de los oradores (casi me sale odiadores) era el exministro de la UCD Ignacio Camuñas. Con la convicción que da el odio fascista a la democracia se permitió afirmar que "si hay un responsable directo de la guerra civil es el Gobierno de la República". Hay que ser mentiroso, insultante y provocador.
Y hacerlo en un acto para presentar su modelo de "Concordia" les retrata perfectamente como los fascistas irredentos que son.
Ese acto de odio profundo a quienes trajeron la democracia y la libertad y ese enaltecimiento de quienes a sangre y fuego impusieron un régimen asesino y fascista fue avalado con su presencia, y su silencio, por Casado.
Eso es la derecha de este país. Una derecha carpetovetónica de misa y comunión diaria, pero como vemos, y demuestran, cínica, mentirosa y fascista.