Adolfo Barrena Salces.- Recuerdo las veces que me han dicho, hablando de la estupidez humana, que somos la única especie capaz de tropezar dos veces en la misma piedra.

La COVID 19 nos está demostrando que no, que somos capaces de tropezar tres y hasta cuatro veces más en el mismo sitio.

El maldito bicho está sumamente agradecido. Se rió cuando vio aquello de salvar el verano, lo de salvar las navidades, lo de salvar el turismo,...

Ya lo ven, estamos otra vez llegando a niveles críticos. La gente que, de verdad, sabe de virus y epidemias no hace más que decir que hay que seguir teniendo cuidado, mucho cuidado. Pero nada, ahí tenemos el festival de ver quien relaja más las restricciones, de quien salva mejor los muebles de la hostelería, del turismo y del ocio nocturno.

Nos cuentan eso de que la vacunación va bien y a buen ritmo, de que la ciudadanía es responsable pero siempre, al final, nos dicen que hay que reactivar la economía.

No voy a negar lo de la vacunación porque, es cierto, va todo lo bien que permiten las multinacionales de la farmacia con las dosis que suministran. Sí que voy a recordar que aún no hemos llegado a esa inmunidad de rebaño que permitiría el relajo.

Pero miren lo que está pasando. Les doy los datos suministrados  por el Gobierno de Aragón (están en su página de trasparencia) sobre los casos comunicados ayer que, presumo, serán similares en todo este solar patrio:

- el 6 % menores de 14 años

- el 52% entre 15 y 24 años

- el 20% entre 25 a 34 años

- el 11% entre 35 a 44 años

- el 3% entre 45 a 54 años

- el 4% entre 55 a 64 años

- el 3 % más de 65 años

Es evidente que el Sr. Covid se ceba en quienes no están vacunados. Hay otro dato a tener en cuenta: más del 43 % de los casos son asintomáticos (no saben que llevan el bicho pero lo llevan y contagian).

Pues nada, en esta situación, conocemos esas fiestas  y botellones de fin de curso, esos viajes de estudios y esa reclamación de que vuelvan las fiestas y las peñas, y las discotecas, y los bares de copas, y los turistas, y las rebajas, y todo ese tinglado en que se apoya esa economía de saldo que tiene este país.

La sensación que trasladan nuestras autoridades y los medios de comunicación es que ya volvemos a la normalidad y que el bicho se ha largado.

No caeré en eso de criminalizar a los jóvenes, aunque haya, como en la gente mayor, auténticos irresponsables. Pero es imposible negar que hay una parte de la población, joven y no tan joven, que parece no entender que tiene que llevar mucho cuidado.

Luego pasa lo que pasa, que contagian y se contagian.

Es, dicen, mi libertad. Es lo que les han dicho y vendido. La libertad y la democracia es hacer lo que te da la gana, aunque te pongas, y pongas, en riesgo.

El colmo es que la cosa de la irresponsabilidad ha llegado hasta padres y madres que, jaleados y coreados por la fauna tertuliana y esos medios morbosos y amarillos, y apoyados en esa parte de la judicatura que antepone el negocio a la salud, al hilo de las medidas sanitarias que una actitud irresponsable de empresarios del sector y de los jóvenes que han participado, han obligado a tomar, llegan a hablar de secuestros y reclamar libertad.

Bueno, pues nada, por mucha gente que siga empeñada en tropezar y tropezar en la misma piedra, por favor, sigan cuidándose que la cosa no está resuelta y el puñetero bicho nos ronda por todas partes.