Adolfo Barrena Salces.-Estos días, cosas de jubilado, me he tomado un respiro y me he ido al monte con unos amigos. De vuelta me encuentro con que solo se habla de los indultos, bueno y del fútbol. Debe ser que ya no hay problemas de empleo, ni de vivienda, que ya se ha pasado la pandemia, que ya no hay hambre en el mundo,…

No, los indultos que han hecho que afloren todos los expertos en derecho y en constitucionalismo. Da vergüenza oír a la fauna tertuliana, especialmente a esa casposa que se mueve por los púlpitos insidiosos de la caverna mediática. Produce especial sonrojo oír hablar, sin conocimiento real del tema, a quienes tienen estudios y títulos académicos reforzados másteres comprados o regalados.

Es ruidosa la algarabía que monta la derecha casposa, patriotera, constitucionalista y oportunista en la que entremezclan, tergiversan y confunden al personal al que le invitan a  manifestaciones y a firmar contra ese “atentado a la santa patria, y a los españoles (no sé si a las españolas también porque a esta gente solo le oigo hablar en masculino), que es el indulto a las gentes del procés.

Conviene, para empezar, recordar que las leyes vigentes reconocen el derecho de cada persona condenada a pedir el indulto y la obligación del Gobierno a tramitarlo. No es el Gobierno quien, como malintencionadamente se dice, abre el proceso. El trámite del indulto se inicia cuando lo pide quien está condenado. Un inciso, no todo el mundo condenado por el procés lo ha pedido.

El Gobierno, salvo que incurra en una cosa muy fea y punible como es la prevaricación, debe tramitarlos.

Por si no lo saben, el trámite de cada indulto determina que, una vez recibida la solicitud, el ministro de Justicia debe, obligatoriamente, enviarla al tribunal sentenciador, el Tribunal Supremo, para que emita su informe. Estos informes no son vinculantes y es el Gobierno quien toma la decisión definitiva que, por supuesto, puede ser recurrida.

Otro ejemplo de indocumentación, o de mala fe, es confundir indultar, con amnistiar. El ruido que están haciendo entremezcla todo y, por eso, oímos decir que el "Gobierno indulta" y que el "Gobierno amnistía".

Indultar quiere decir que se libra a la persona indultada de la pena de cárcel, pero condenada queda. Amnistiar, y bien lo sabe el franquismo omnipresente en nuestra democracia, es perdonar el delito.

No hay más que ver como esta gente que se opone al indulto ahora defiende y apoya la Ley de Amnistía de 1977 que es la que borró, y perdonó, los crímenes genocidas del franquismo. Indultar es quitar la condena. Amnistiar es quitar el delito.

Por eso hay presos del procés que no quieren el indulto, reclaman la amnistía. El indulto, si se lo dan, les saca de la cárcel pero el delito queda en su expediente. La amnistía les quita el delito. Les saca también de la cárcel, pero deja su expediente libre de delito porque defienden que el 1-O no hubo delito.

Gracias a esa Ley preconstitucional de 1977 multitud de asesinos del régimen franquista, torturadores, violadores, pisoteadores de los derechos humanos, quedaron libre de culpa. Una noche se acostaron como fascistas asesinos y se levantaron al día siguiente como demócratas, y ahí los tenemos.

Gracias al indulto en este país, gobiernos del PP y del PSOE, sin escándalo alguno, han indultado a golpistas como Armada, a responsables de terrorismo de estado, como Vera y Barrionuevo.

Finalmente. Toda esta gente que se opone al indulto, ¿tiene alguna propuesta seria para intentar resolver el conflicto generado, precisamente por el PP de D. Mariano, al llevar el estatuto catalán a los tribunales?, ¿tiene alguna propuesta para resolver políticamente el conflicto político que, apoyados en la judicatura reaccionaria que tiene este país, judicializaron y lo metieron en un callejón sin salida?

Así que sí, mucho ruido. La caverna ha encontrado otro campo que cultivar en su empeño de desgaste del Gobierno.