Adolfo Barrena Salces.- Ya sabemos todos y todas, lo sabíamos desde hace semanas, que el próximo domingo, 9 de mayo, acaba el estado de alarma.

Lo sabemos desde el pasado 25 de octubre de 2020, día en la que entró en vigor el Real Decreto 926/2020, de 25 de octubre, por el que se declara el estado de alarma para contener la propagación de infecciones causadas por el SARS-CoV-2. Ese Real decreto fijaba el 9 de Mayo para el final del estado de alarma. es decir, que no es una "nueva ocurrencia" del Gobierno. Otra cosa es la mala memoria de la gente o las ganas de enredar de algunas y algunos, incluidos medios de comunicación, tertulianos/as y la "leal oposición".

Esa prórroga del estado de alarma salió adelante en el Congreso por 194 votos a favor, cierto que algunos votos favorables fueron con mucha crítica. 53 votos en contra, los de VOX y 99 abstenciones, las del PP.

Uno, que como jubilado tiene tiempo y le interesan estas cosas, estuvo pendiente de ese debate porque, así lo pensaba y pienso, nos jugábamos mucho. Las sucesivas olas pandémicas han venido a darnos la razón a quienes estábamos más preocupadas y preocupados por la salud que por las cañas y los hipercores.

Aquel día Casado, en su intervención, que está grabada en el diario de sesiones, dijo, entre otras lindezas, lo siguiente:

"¿Por qué no medidas quirúrgicas, confinar a la población mayor, enferma, y no aguar otra vez a la economía?",

Analicen bien la frase y vean lo que encierra. Confinar a la población mayor, a la población enferma, y no joder la economía. Me parece tremendo porque viene a decir, encierren a las personas viejas, Ayuso impidió que entraran en los hospitales, que son vulnerables y pueden enfermar, algo que les importaba un pimiento, y contagiar. Luego encierren a las personas contagiadas, así aisladas no salen a la calle, otra cosa es como las atendemos en sus casas para evitar que queden abandonadas, y finalmente, limpia la sociedad de viejos y enfermos encerrados en residencias sin garantías o en sus domicilios, sin atención de los servicios sociales, seguimos la fiesta, las cañas, las discotecas, los centros comerciales, el turismo y demás.

Eso es un planteamiento nazi. Pero, ya lo ven, con el mayor descaro del mundo se declaran defensores/as de los derechos de la gente y manchan y ensucian, sin vergüenza alguna, la palabra y el concepto de libertad.

No hace mucho que quienes ahora rebuznan porque el Gobierno levanta el estado de alarma rebuznaban porque el Gobierno decretaba el estado de alarma. Los mismos cínicos que mugían porque el estado de alarma quitaba poder de decisión a las comunidades autónomas mugen ahora porque se les da las atribuciones a las comunidades autónomas.

Penoso, patético, vergonzoso, indignante,... se me acaban los insultos educados. Es cierto que da la sensación de que, una vez más, la economía impone sus intereses al de la salud pública. Esa crítica la hago, me parecería razonable y necesario que se hiciera, pero no, no va por ahí la cosa. Los salvadores de derechos, libertades, democracia no piensan en la salud del personal, sino en los intereses económicos.

Las críticas son oportunistas, indecentes y apoyadas en ese interés permanente de desgastar al Gobierno y hacer que caiga cuanto antes.

Finalmente, lo cierto es que, a partir del domingo, hay que seguir cuidándose porque la pandemia sigue.

Y aunque levanten restricciones no se olviden de que todas y todos sabemos lo que hay que hacer mientras esto no se acabe. Y eso depende, única y exclusivamente, de nuestra capacidad de decisión y de nuestra responsabilidad individual.