Adolfo Barrena Salces.- No comparto esas alegrías que se dan algunos y algunas porque le están complicando la vida al PP. Porque lo van a sacar del Gobierno de Murcia y porque se han liado ellos solitos con la nueva ayusada en Madrid.
Tanto en lo de Murcia, que parece claro, como en lo de Madrid que va a depender de si hay o no hay mociones de censura, para echar al PP, es necesario el concurso de Ciudadanos.
Con lo cual pues, bueno vale, que echamos al PP de algún sitio, pero de ahí a que va a haber gobiernos progresistas pues va un trecho largo.
Lo que más resonancia está teniendo es, como siempre, lo que pasa en Madrid. Nos sirven las cuitas y payasadas de Dª Isabel y eso está impidiendo, desde mi punto de vista, analizar bien la jugada.
El caso de Murcia parece claro. Hay 45 diputados y la mayoría es 23. Entre PSOE (17) y Ciudadanos (6) suman. Pero recuerden que a veces pasan cosas como esa del tamayazo en Madrid.
El caso de Madrid es distinto porque allí la mayoría son 67 y los 37 de PSOE, los 20 de Más Madrid y los 7 de Podemos-IU no suman. Para que saliera adelante una moción faltan 3 y deberían salir de Ciudadanos, porque sería estúpido pensar que los prestaría VOX. Añadamos a ello que la izquierda madrileña es especialista en despellejarse y que haya dos mociones en vez de una no es buena señal. Eso quiere decir que no lo habían hablado o que, una vez más, los egos van a jugar.
Bueno, mirando todo esto con perspectiva y a riesgo de que me llamen cenizo y malpensado, me da en la nariz que esto forma parte de una operación más compleja en la que puede pagar el pato la izquierda, la real, no la disfrazada de socialdemocracia.
Si miramos el panorama ya están los Presupuestos aprobados y pueden ser prorrogados un año más. Ya sabemos lo que viene de Europa. Ya han pasado las catalanas. El proceso de vacunación, con sus luces y sombras, está en marcha.
Es el momento de empezar a trabar nuevas alianzas, nuevas mayorías. Es el momento de cambiar de pareja.
Ya ven la línea de Ciudadanos, apenas dos años después de la foto de Colón, hacia el centro moderado.
Lo del PSOE no es nuevo. No se me ha olvidado aquella vez, en 2016 (yo participé en las negociaciones) en el que el PSOE cambió la posible alianza de izquierdas por Ciudadanos.
Ahora, otra vez, y me da que hablado con la propia Arrimadas, vuelve a esa moderación, a esa centralidad, a ese centro-izquierda que dicen pero que es centro sin más.
A los dos, a Ciudadanos y al PSOE, les interesa cambiar de aliados. Ciudadanos se libera de la ultraderecha y el PSOE se quita el socio molesto que no hace más que reclamar derechos y meterse con la corona.
El sistema, el régimen, se reinventa. Ya verán lo rápido que el grupo Prisa, y la SER, y la fauna tertuliana, empieza a preparar el terreno. Bueno, ya lo estaban preparando cuando llevan meses hablando de las broncas y peleas en el ejecutivo, hablando de la falta de lealtad de Unidas Podemos, insistiendo en que Unidas Podemos no ha madurado y que no es partido de Gobierno, disfrazando de gobernabilidad la obediencia debida al PSOE que reclaman a Unidas Podemos.
Por esto no salto de alegría porque la derecha se pelee, ni porque pueda caer Díaz Ayuso, ni porque la Presidencia de Murcia pase del PP a Ciudadanos. Me preocupa que esto sea una jugada para asentar, una vez más, ese sistema capitalista y liberal que nos gobierna.