Adolfo Barreana Salces.- Sigue la honda preocupación del sector turístico por las trabas y dificultades que la situación de emergencia sanitaria pone al turismo que viene del extranjero.
Habría una reflexión que hacer sobre cómo y porqué, una temporada mala puede hundir un negocio que, durante años y décadas, ha sido lucrativo y ha dado pingües beneficios. Pero dejo eso para economistas y gestores empresariales.
Tampoco voy a decir nada del "buen cartel" que nos dan los rebrotes que salen por todas partes.
Nadie dice nada de los por qués, si no se puede contar con el turismo que viene de fuera, se cuenta con el turismo interior, el de los nacionales que dicen algunos.
Es evidente que no se cuenta con ello. De esto quiero hablar
¿No es el momento de preguntarse los motivos? Seguro que no interesa porque, una vez más, se cuestiona el sistema y el modelo.
No pueden contar con un turismo que, dadas las condiciones laborales y los salarios de miseria que sufre un parte importante de la población española tiene serios problemas para llegar a fin de mes y la pobreza acosa a 1.200.000 hogares.
Así es imposible que la gente pueda irse de vacaciones, igual que es muy complicado que se reactive el consumo.
Lamentablemente la experiencia vivida no está aportando soluciones. Hace años, demasiados, que fundamentalmente desde la izquierda, se viene avisando del grave error, y de las consecuencias, de apostar por el sector servicios, y el turismo se ha erigido en el más importante, como uno de los pilares de la economía.
Todavía ponen a parir a quienes insistimos en que el turismo, tal y como mayoritariamente se plantea en este país, no tiene valor añadido y tampoco genera empleo estable, digno y seguro.
Pero nada, la "nueva normalidad" que en la que nos dicen que estamos es la de siempre, la del capitalismo salvaje que, como siempre, antepone la economía a la salud y el bienestar de la ciudadanía.