Pepe Haro.- Como en la Alemania de los años 30, desatando un miedo irracional contra los más débiles. Primero, porque a quienes llegan en patera se les hacen pruebas y cuarentenas que no se aplican a quienes entran por aeropuerto desde Inglaterra o Alemania. Segundo, porque según las autoridades sanitarias, los focos de transmisión son dos: la situación de precariedad que las empresas mantienen con sus temporeros y el ocio nocturno. Pero aquí hay gente que compra el discurso ilógico del fascismo y, al igual que los nazis alemanes convencieron a millones de compatriotas de que el problema de su país eran el tendero o el empleado judíos, nuestros nazis hispanos aseguran que quienes llegan en patera son quienes expanden el virus. Bulo ilógico para que la gente odie al más pobre y no cuestione al empresario que hacina de modo indigno e insalubre a quienes recogen la fruta que nos comemos.