En Cieza, es su Museo del esparto, como punto de partida. Aquí y ahora, el esparto haciendo acto de presencia, rompiendo los silencios nuevamente.
Ahora, en vez de aquel olor a esparto cocido, las calles están perfumadas de cloroformo-ambientador. Aquí, unos jóvenes, sin nostalgias tradicionalistas, pero preocupados por la desaparición del saber popular y de nuestra memoria colectiva, emprenden juntos un largo viaje subterráneo, por debajo de la ‘losa del pueblo’. Aquí y ahora, tras este verano del 2017; un verano que nos ha empujado un poco más hacia los desiertos y ocurrírsenos fletar un barco. Un barco de papel impregnado de esta tierra y escrito con la zurda, la mano que está más cerca del corazón. Una expedición hacia nuestras profundidades, sintiendo que se pertenece a este lugar.
Estar en Cieza y embarcarse. Nuevamente, o como siempre. Embarcados, otra vez.
Mañana comienza el primer taller del proyecto programado para todo el curso académico. Primera página de este nuevo cuaderno de viaje, sin enchufes, con las manos.
¡Larga vida al esparto!