El portavoz de IU en Asturias cree que la izquierda española “se ha dedicado demasiado a mirarse a sí misma” en vez de al Ejecutivo y los ciudadanos
El País.- Gaspar Llamazares (Logroño, 1957) cree que la izquierda española “se ha dedicado demasiado a mirarse a sí misma” en vez de al Ejecutivo y los ciudadanos. “La impresión es que de los debates salimos más enfrentados que unidos. No ya mirándonos de reojo, sino que salimos de espaldas”, reflexiona.
¿A qué atribuye el desencanto con la izquierda que se percibe en los estudios demoscópicos?
A que, pese a toda la movilización social y política, ha sido incapaz de cambiar al Gobierno. La percepción es que la izquierda política pudo hacer más y se quedó a las puertas. Por mucho esfuerzo que el PSOE ha hecho con el proceso de primarias o Podemos con la moción a Mariano Rajoy, el pecado original de la investidura de 2016 [Podemos votó en contra de Pedro Sánchez] no se ha corregido. Otro agravante es que la izquierda ha estado totalmente desconcertada en el debate territorial. Eso produce una desmovilización y una decepción en el electorado. Hay una frustración. Además, en muchos casos se ha ido a una política de separación y diferencia con la otra izquierda, en vez de a una política de cooperación. Eso los ciudadanos lo perciben. El gran tema en el debate de la moción de censura era cómo reconciliarse con el PSOE. No pasó un mes y ya se estaba a tortas.
El PSOE no parece sacar todo el provecho de la tendencia a la baja de Podemos.
Lo mismo ocurrió en el proceso de absorción de Podemos con IU. Se calcula que unos 800.000 votos se fueron a la abstención. En casos así la mayor parte es un voto decepcionado. Es una continuación con el mensaje del ‘no nos representan’.
Pablo Iglesias insta a una mayor presencia en las calles, a recuperar el espíritu del 15-M.
Es una falsa dicotomía. Elude los errores políticos en torno a la investidura y al debate territorial y la necesidad de un cambio de orientación. Combinar la calle y la instituciones es el abc de la izquierda... Estamos en la política de los gestos y la agitación, en ver quién es más de izquierdas.