El día 8 Yolanda Díaz presentó ante cinco mil personas su proyecto Sumar en Madrid. Al día siguiente, el diario La Opinión de Murcia publica una entrevista al coordinador regional de IUVRM, José Luís Álvarez- Castellanos (https://www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2022/07/09/yolanda-diaz-da-animos-seguir-68140806.html) donde el periodista afirma que “Si hay alguien capaz de sentar en una mesa a Urralburu y a Sánchez Serna es él”, Álvarez-Castellanos, y a continuación afirma: “Me consta que ambas partes tienen voluntad política para llegar a un acuerdo.” Y Todo ello, manteniendo un tono y una línea de firmeza y prudencia que caracterizar a este político de la izquierda que nos retrotrae respectivamente a figuras como Marset o Dólera y que, al mismo tiempo, lo enlazan con Yolanda Díaz.
Esta entrevista nos muestra que el tablero de la política murciana de la izquierda ha cambiado. Mantienen su potencia María Marín y Sánchez Serna, se revisualiza Urralburu, y Álvarez-Castellanos dota de potencia central a IU, cosa que no sucedía desde tiempos anteriores al 15M. Lo curioso del caso, es que en esta nueva estructura nadie pierde y todos ganan. ¿Por qué? Porque así todos pueden SUMAR. Y este es el éxito de Álvarez-Castellanos y de IU. Álvarez-Castellanos encuentra el lugar que iban “buscando” y pone a su organización como eje articulador necesario para desarrollar y producir todo el proceso de unidad. O de confluencia como se le llamaba en tiempos no muy lejanos. En definitiva, Álvarez-Castellanos sale reforzado porque su organización, IUVRM, sale reforzada, y porque la pone en posición de terminar su larga travesía del desierto al ubicarla en la dirección correcta. Consigue la tan ansiada visibilidad que en el 2019 restó y que ahora suma. Como se sabe, el arte de la política consiste en realizar lo necesario en el momento oportuno, ni antes ni después.
Pero el éxito de Álvarez-Castellanos no será completo hasta que no termine esta tarea. Él lo sabe y lo avisa en la entrevista: “Ahora viene lo más difícil”. Tiene razón en parte, y lo sabe. Ubicarse geográficamente en el tablero es lo más “fácil”. Lo más difícil es realizar lo que esa posición te permite y te faculta. En este caso, conseguir una candidatura unida (que no de unidad solamente) al Congreso de los Diputados, a la Asamblea regional y en los municipios donde sea posible. Y sin perder de vista que es bastante más fácil que en 2019 porque ahora los “actores” ya han desarrollado todo el circuito de la división y los tiempos son de “reconciliación”. Más en nivel estatal que en el regional. En efecto. Pero la potencia de la acción del 8 de julio en el Matadero de Madrid, del cual es Álvarez-Castellanos su máximo exponente en Murcia, arroya a los restos de tendencia a la división del 2019. Por esta nueva “reconciliación” Álvarez-Castellanos enlaza con los tiempos de Marset, y consigue su centro en el tablero por su enlace con el presente de Yolanda Díaz. De ahí el titular de la entrevista en su propia voz: “Yolanda Díaz nos da ánimos para seguir cien años más”. Pasado y presente se unen en un proyecto actual con futuro, viene a decir el coordinador regional de IUVRM.
Como consecuencia de esta nueva situación se fortalece el proyecto de Yolanda Díaz, SUMAR, en la región porque se facilita y se crean las condiciones para su realización. Es de las pocas veces que se supera a Kant. No se ha limitado a aprovechar las condiciones de posibilidad sino que las ha creado porque no ha visto “cosa” sino “objeto”. Éste es el éxito mayor de la izquierda transformadora (la que crea las condiciones de posibilidad para la realización de lo necesario) Es más, es la primera vez en la región que actúa como tal. Y es aquí donde aparece como telón de fondo que todo lo envuelve la figura del XXI Congreso del PCE con aires de renovación desde la permanencia. Cosas de la lógica dialéctica aplicada por aquellos que la entienden y no ven en ella meras “palabras” como le sucede, entre otros, a Carlos Fernández Liria (2019) en su famoso “Marx 1857. El problema del método dialéctico y la dialéctica”.
Y, por último, si alguien esperaba que, en esta tierra que alguno denomina “Alabama” (y con razón, profesor Bellod), hubiera un pequeño rayo de esperanza, parece ser que ha aparecido. Otra cosa es que esos “alguienes” sepan verlo, primero, y “cocinarlo” después. De ello depende que la esperanza se transforme en realidad. Material, obviamente, que no ideal. Porque entonces se daría la paradoja de que esa izquierda, de nuevo, abandonaría su calificativo de “transformadora” y “Alabama”, no solo ganaría, sino que saldría más reforzada aún.
