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Procesando la guerra mundial Z Featured

 Guillem Martínez / Contexto y Acción

La primera originalidad de esta guerra es que no solo es guerra a secas, sino que también es guerra comercial. Algo muy raruno

1- Lo que sabemos de la guerra es a), b) y c). Siendo a) la firme y dilatada decisión de la OTAN de no respetar acuerdos establecidos en los 90. La OTAN, en fin, no supo ganar la Guerra Fría, sino vencer, emitir tratados de Versalles, esa disciplina decadente europea, practicada por fin por americanos. La cosa b) es el hecho de que Rusia ha iniciado una guerra de invasión, impredecible e injustificable a la razón, al derecho y al decoro. El punto c) es el único que ya sabíamos. Que la guerra es la guerra. No existe otro tipo de guerra salvo la guerra. Y la guerra, como explicó Homero, es un bronce que entra en los labios, rompe los dientes y sale por la nuca. Es decir, es lo más. No hay otra situación en la vida como la guerra. Tal vez, la muerte. Pero eso ya no es vida.

2- Cada guerra tiene su originalidad. No sé. La Guerra a las Espinillas y a los Puntos Negros se hace con crema, y no con misiles. La primera originalidad de esta otra es que no solo es guerra a secas, sino que también es guerra comercial. Algo muy raruno. En tanto que guerra, los datos de esta guerra comercial no son fiables. Pero son más transparentes. Se los desgloso por bloques.

3- La agencia Fitch –la conocerán de otras películas, como Cariño, he encogido Grecia– ha evaluado hace escasas horas la deuda rusa con el palabro basura. Cuidadín. En menos de una semana de sanciones, el rublo se ha devaluado en más del 30% –1 rublo son 0,01€, en el momento en el que escribo esto; y bajando–. La inflación aspira, con esos modales, a superar el precio del dinero. Si el objetivo era someter a las élites rusas a presión, tal vez se ha conseguido –la oligarquía rusa puede perder 75.000 millones de dólares diarios, como señala Bloomberg, o 126.000 millones de euros, como señala Forbes, o mucho más, o mucho menos, vete a saber–. Pero, en todo caso, las sanciones han conseguido, más y mejor, someter a sufrimiento a la sociedad rusa, la que vive de su salario, pagado ahora en dólares confederados. Ha trascendido un informe de la inteligencia rusa –lo que indica que, tal vez, no sea de la inteligencia rusa; vete a saber– que sitúa el mes de junio como el punto de desaparición de la economía rusa, ese momento en el que, en las pelis del Berlín destruido, pagan con cigarrillos y medias de nailon. Hay economistas occidentales que valoran que eso puede ocurrir en abril. ¿Puede sobrevivir un Estado sin economía? La Alemania de la IGM explica que sí, un rato, hasta que la sociedad se canse. La Alemania de la IIGM explica que hay mecanismos para que la sociedad no se canse. El factor nuclear, por otra parte, es una variable nueva, que hace irrelevante el cansancio de una sociedad. Esta mañana a primera hora, en todo caso, sólo quedan dos bancos rusos en contacto con Occidente. Son el punto en el que Europa cobra sus exportaciones, y paga el gas y el petróleo ruso. Esos bancos son la vía por la que Rusia practica la guerra comercial con Occidente, o punto 5. Un punto tan importante que hasta tiene prólogo. El punto 4.

4- Planificado o no –en ocasiones, dramáticas, la planificación es algo subsidiario del azar–, en este momento parece que el interés occidental sea convertir lo de Ucrania en un Afganistán, como señala Rafael Poch. Y parece que le está saliendo/Rusia lo ha puesto a huevo. La guerra, según diversas fuentes, supone para Rusia un gasto de entre 14.000 millones de euros y 20.000 millones de euros diarios –insisto: vete a saber–. Al que habría que sumar el monto de lo de Siria. Mucho más, en todo caso, que los 276 millones de euros, o los 700 millones de euros –vete a saber, etc.– que, por ejemplo, ingresa Rusia de Europa cada día por la venta de gas y petróleo. La idea es que si un Afganistán acabó con la URSS, otro puede acabar con el putinato. Lo que indica que el pack OTAN/USA/UE en este momento está, intelectualmente, en modo Guerra Fría terminal. La pobreza analítica. Esto es, también ética. Vencer, no ganar. Con lo que ha llovido desde 1989, se carece de otra inteligencia. Socorro. Para acabarlo de liar, no está claro que esto culmine en un Afganistán. Puede culminar en dos.

5- Esta semana la energía ha alcanzado los 700 euros el gramo, o como se llame. Hay empresas UE que han dejado de fabricar, ojo, ya no por falta de suministros, sino por falta de rentabilidad –la siderurgia es el caso de la cosa–. El petróleo, a su vez, está por encima de 130 dólares el barril. Importante: en tiempos de paz, se teorizaba el colapso económico, en modo Mad-Max, con el barril a 120 dólares. Los mercados de futuros –las webs de apuestas para ludópatas con piscina– orientan a futuros precios dadás. A eso se suma el encarecimiento de materias primas –el níquel, un mineral hasta ahora humilde, va al precio del azafrán modificado genéticamente para que hable–. Y, entre ellas, el trigo. Se vive una crisis de suministros de grano de Ucrania y Rusia. La ganadería, y no el aceite de girasol en los estantes, será el indicador, me dicen. Si en breve se practican sacrificios masivos de ganado por falta de harina y cereales –el friskis de las mascotas que se comen–, eso será el indicativo. Se prevé que esas subidas de precio emparejadas al aumento del precio de combustibles y materiales repercutan en la inflación. Ya lo hacen. La inflación supera el 7% en el terruño –poca broma–. La media en la UE va por el 6%. No se libra ni Alemania, esa aguafiestas –5,7%; a Alemania no la reconoce ni su madre, si bien puede reconocerla, glups, su abuela; no se pierdan el punto 8–. Pero lo divertido son las proyecciones. Medios salmón prevén una inflación del 20%, incluso del 30%, en un año o antes. Esto es, el dólar confederado. La juerga completa es que también prevé algo así el BCE, la única institución europea con una función clara y efectiva. Comprar deuda y, por la puerta de atrás, mutualizarla. Como empezó a hacer como un poseso en 2020. En el momento en el que escribo esto, zas, Madame Lagarde –gana 323.234 euros anuales, más un plus de 57.588; a partir de ahora, cuando hable de alguien voy a poner lo que gana; puede resultar edificante– ha anunciado que desde ya a) reducirá la compra de deuda. Y que, glups, b) prepara en un futuro próximo la subida de tipos. El punto a) nos conduce, directamente y sin pasar por la casilla de salida, a 2008. A otra crisis del euro y de la UE, a una crisis de la democracia en el sur, sin eufemismos, y a retomar, ya sin serenidad, la crisis de régimen Esp. Que está guapa. En esta ocasión, la discusión será con unas izquierdas con poco que decir, y unas extremas derechas que lo dicen todo –no se pierdan el punto 10–. Pero volvamos a Europa.

6- La opción UE pasa, en primera instancia, por reducir el consumo de combustibles rusos. Se pretende reducir en 2/3 las compras de gas ruso este año, y prescindir de ellas en 2030. Wala. Eso, y su peinado, parece la obsesión de Von der Leyen –357.640 euros/año; unos 1.376 euros al día–. Para ello apuesta por la progresión en las renovables, mejorar la eficiencia energética, reducir consumo, adquirir gas licuado argelino y noruego –y USA, me temo–, intentar una vía directa para el argelino, aumentar la importación de metano, y producir hidrógeno. Una parte de todo ello se pagará con los Next Generation. Concretamente, con la parte que no se lleve el hermano de Ayuso –Ayuso, 103.090 euros; su hermano, 286.000 en un plis-plas– de cada Estado. Pero se abre la posibilidad de otro Next Generation para financiar el gasto en transición energética y en –atención– rearme. De todo esto se desprende que a) Europa se está rearmando –que no se pierdan el 8–, que b) la cosa Green New Deal, de la que tanto se habló cuando no había nada de qué hablar, era una broma. Y que c) la Comisión, en lo que es un gaje de su oficio, no se ha planteado mucho el problema elefante-en-el-armario. El recibo eléctrico, altísimo en toda Europa debido al mecanismo, establecido por la UE, para fijar el precio de la energía. Básicamente, una dinámica neoliberal para encarecer un producto a través de la intervención del Estado. A la espera de lo que digan en la cumbre de Versalles, se habla de crear incentivos para empresas que rebajen el precio del recibo. Vamos, que el Estado pague el beneficio de las empresas. Yupi. El Gobierno Esp, por una vez, parece encabezar otra propuesta más ambiciosa. Fijar un límite en el precio. Regularlo, no potenciarlo. Veremos. Y veremos si ese límite, en caso de que se fije, es un chiste. En todo caso, el proyecto Von der Leyen es ambicioso. Demasiado, si vemos la capacidad de la UE para los cambios, cimentada en un staff no seleccionado por su capacidad transformadora, sino por su apego a una determinada idea de estabilidad. El, snif, neoliberalismo. Lo que nos lleva a Josep Borrell –315.428,88 euros/año–.

7- Borrell, el Alto Representante para la Política Exterior y la Seguridad Común, condensa en sí mismo 40 años de socialdemocracia –empezó en la política en el 82, implementando un IRPF efectivo, y ha acabado como el IRPF, siendo una XXXXXX para asalariados–. Pero también es una orientación del alma de la UE. Desde el inicio del pifostio en Ucrania ha propuesto medidas de seguridad como la censura en medios. Y ha animado a la población a bajar el termostato de su calefacción, como medida de guerra. Esa escasa sensibilidad social y democrática asusta. Es la aludida y determinada idea de estabilidad. Y ya que hablamos de sustos, ahí va el 8.

8- Se están produciendo cambios inauditos en Europa, que hablan de una nueva época. Una época con un conflicto estable y duradero. Sí, se vislumbra una solución. Que Ucrania se neutralice y cambie paz por territorios. Pero eso puede ser, a su vez, la definición de un conflicto estable y duradero. Les paso varios apuntes de la nueva época. Cada uno, categórico. Rusia a) ha abandonado el Consejo de Europa. Lo que posibilita que reimplante la pena de muerte, por ejemplo. Con la salida de Rusia, el neoliberalismo se divide formalmente en Europa en antidemocrático y simpático. Suecia y Noruega, que habían hecho gestos de aproximación a la OTAN, finalmente se alejan de ella, pero b) desempolvan la cláusula de defensa mutua de la UE, que potencia que la UE se convierta, también, en una organización con ejército/s operativo/s y un mando. Europa se está rearmando. El caso de c) Alemania es notorio. Aumenta el gasto militar doblándolo, hasta los 100.000 millones de euros. Y prevé mantenerlo por encima del 2% de su PIB. Es importante que Alemania haya dado pistas de que ese pastizal no irá a armas convencionales. Esto es, puede ir a armamento nuclear. Veremos. Otro dato importante, mucho, es el léxico utilizado en la crispada sesión parlamentaria en la que se selló todo eso. Alemania, se explicó, ve amenazada su existencia. Un clásico local. Aparten a los niños. En el punto 9 nos vamos a Esp, que al menos hace más solete.

9- Uy, qué sol. El aparato de UP prosigue, a la baja, con su campaña contra el envío de armas a Ucrania. Es un punto de vista razonable. Como el contrario. Ambos puntos de vista están condenados a ensuciarse, pues hablan de guerra/Homero. Entregar armas apunta a la legitimidad de la autodefensa. Esto es, de matar. No entregarlas es algo menos nítido y más confuso, pues implica otra palabra que no se pronuncia. La rendición. Esto es, también habla de muertos. No es bueno no ser nítido y ser confuso, y utilizar palabras anteriores a la palabra efectiva. En todo caso, las armas esp no van a ser determinantes en el conflicto. Las armas, a lo bestia y más allá del fondo bienqueda fijado por la UE para Ucrania, las determinantes, llegan de USA y UK, en modo non-stop. El hecho de que no lleguen aviones, de que no se haya aprobado la propuesta polaca de envío de unos pocos –28; nada– Mig-29 a Ucrania, explica que no hay muchas ganas de liarla en demasía. Las armas, por otra parte, pueden llegar desde cualquier otro mercado, si tenemos en cuenta que Ucrania tiene capacidad adquisitiva. El FMI –se desconoce el sueldo de su presidenta– ha otorgado 1.400 millones de dólares a Ucrania. Se supone que irán a parar a su monocultivo actual, la guerra. El FMI, por cierto, informa, gracias a su capacidad para el análisis y el acopio de información, de que prevé una “profunda recesión en Ucrania” –no, si te tienes que reír–. Mantener la polémica contra el envío de armas esp es, por tanto, una opción sentimental más que operativa. Y, diría, un intento de complicar la vida de Yolanda Díaz en el Gobierno. Un intento de dificultar su transición hacia otra cosa, que no será UP. Esp es una política determinada por los medios de comunicación, que sentimentalizan, confunden y restan nitidez. Eso se ha de combatir. Combatirlo pasa por intentar no reproducir esos mecanismos.

10- El PP, en plena guerra, ha decidido pactar en Castilla & León con lo que en toda Europa se entiende como el enemigo. Puede ser a) un error de cálculo. O b) un cálculo. El cálculo de que lo que pasa en Esp se queda en Esp. Y lo que pasa en Esp no es la realidad, sino lo que dice el grueso de medios informativos. Y el grueso de medios locales explican a quien quiera escucharlo el chiste de que UP es Putin, mientras que Vox es constitucionalismo, más desenfadado, vestido de montería. El PP europeo ha tomado nota. Rechaza el pacto. Feijóo, el nuevo líder PP, ya es, antes de serlo, un político de provincias y bajo sospecha en el exterior. Hace décadas, desde el atentado de Atocha, que acabó con la programada carrera política en Europa de Aznar, que el PP es un producto exitoso y con acceso a la riqueza en el interior, si bien inexportable al exterior. Este nuevo giro es importante. Tendrá consecuencias. Quirúrgicas. A deshora. Determinantes.

11- El rey emérito ha sido tratado por la Fiscalía como una infanta. A través de una carta a Felipe VI, remitida por Juan Carlos I, pero escrita por Zarzuela y refrendada, por tanto, por el Gobierno, el rey anuncia que volverá a Esp cuando guste, pero que mantiene la residencia fiscal en EAU. Felipe VI, que se ha enfrentado a dos problemas –Cat y la corrupción de la institución–, no ha fracasado, sino lo siguiente, en ambas. La crisis de régimen sigue su curso, a la espera de que la deuda esp, cuando llegue, la intensifique. En la anterior emisión de intensificación abdicó un rey.

Fuente: https://ctxt.es/es/20220301/Politica/39067/guerra-ucrania-union-europea-inflacion-guillem-martinez.htm

 

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