En el año 2003 tuve ocasión de vivir los prolegómenos de la guerra de Irak, la caída de Sadam Hussein, el atentado del 11 de Marzo de 2004 en la estación de Atocha de Madrid, el inesperado ascenso del catatónico cretino José Luis Rodríguez Zapatero (que aún no se ha curado de su congénita e irreversible dolencia) como secretario general del PSOE, su ascensión por empujón irracional con la onda explosiva provocada por las bombas de aquel infausto día hasta la presidencia del gobierno de España, en volandas de un NO A LA GUERRA bien gestionado y eficaz y sabiamente agitado por todas las fuerzas de izquierda de este país que se rebelaron contra el llamado “trío de las Azores” de Bush, Blair y Aznar. Pues bien, ahora tenemos una situación igual… pero sin marco: la historia se repite aunque no exactamente igual. El mundo afronta con espanto una guerra fríamente planificada por un psicopático sátrapa contemporáneo, Vladimir Putin, estólido ex miembro del KGB soviético y nostálgico añorante de la antigua URSS, que, a despecho del mundo, está perpetrando una agresión intolerable (pero que a él -siniestro y frío como un reptil- se la refanfinfla que lo sea), vergonzantemente consentida por la inoperante ONU y la comunidad internacional, contra Ucrania, territorio de abundantes recursos naturales y granero de Europa, que por sí solo podría alimentar a más de 600 millones de seres humanos. Curiosa y sorprendentemente, el rabioso, combativo, y políticamente exitoso, NO A LA GUERRA, de hace diecinueve años, se ha convertido ahora, para la mentalmente reblandecida izquierda española, en un NO A LA OTAN (¿?), que en gran medida está asistiendo paradójicamente a estos primeros compases de la guerra en Ucrania como convidada de piedra. En esta desgraciada coyuntura de los tiempos ha surgido además un nuevo presidente catatónico, amortizable ya de oficio y listo para embalsamar más pronto que tarde, el de los Estados Unidos, Joe Biden, aunque últimamente parece mostrar algún vislumbre de mayor lucidez a la hora de defender su política de sanciones contra Rusia, porque – ha declarado- la alternativa militar directa contra el ejército ruso y el loco (otro loco, otra vez) que lo manda, “sería la Tercera Guerra Mundial”, un apocalíptico escenario que nos llevaría directamente a la extinción y el desastre final, una sublime y bellísima, pero terrible, catarsis purificadora, que quizá esté siendo lo que nos merecemos como especie.

Como suele ocurrir, el mundo se ha polarizado y dividido entre malos y peores, e ilustrativa de esa división son las opiniones vertidas en uno de los chats guasaperos que frecuento, el de mis antiguos compañeros de internado de León, setentones todos ellos, a los que más de una vez he sacado a pasear en estos artículos y a los que, aunque todo sea, les queda poco tiempo en el convento. Uno dice así: esta vez Putin tiene razón. Lo que está ocurriendo es un problema que nos ha creado Estados-Unidos con su política de controlar el mundo. Tenemos que deshacernos de la OTAN y de Estados-Unidos, que no para de humillar a Europa. Rusia forma parte de Europa y Ucrania forma parte de Rusia. Admitiendo a los dos en el seno de la UE se acabó el problema. Y de ahí puede nacer una alianza militar que impida que EE. UU. nos siga dando por culo. Otro: yo creo que nadie tiene razones suficientes, para invadir un territorio que la comunidad internacional no reconoce como suyo, amenazando a civiles con miles de soldados y armamento de última generación (…) debo decirte que dos guerras mundiales nos enseñaron a resolver los problemas con la diplomacia, no con las armas. A Putin, o bien le han contado las guerras mundiales de forma equivocada o algo no entendió este animal de lo que pasó, el balance final y las consecuencias. Otro: desde el final de la guerra fría, ya van tres tratados que prometen solemnemente que la OTAN no entraría en el cinturón separando Europa de Rusia (Polonia, Hungría, Bulgaria, Rumania, Checoslovaquia, etc.). Los EE.UU. no respetaron el tratado y se apoderaron de todos esos países. Luego les prometieron que se mantendrían fuera de Lituania, Latvia, Estonia, Ucrania y otros sitios estratégicos para Rusia. La CIA ha gastado miles de millones azuzando a una parte de la población para que se una al Oeste. La región de Dombas quiere estar al 100% con Rusia. Del resto, el 50% de los ucranianos quiere estar con Rusia. ¿Por qué defiendes al otro 50% de los ucranianos y a su gobierno de títeres manipulados por la CIA? Otro: Rusia Jamás ha querido ser Europa. En la guerra fría, creó y alimentó su propio bloque frente a la OTAN. Nada que reprocharse mutuamente. No es ni inocente ni ingenua. Perdió la visión de URSS, por su propio peso, por insostenible, no porque Europa hubiera erosionado su aparato. Es este matón llamado Putin, es él quien ha revivido el ansia expansionista propia del pensamiento nazi hitleriano y parece que quiere contagiar esa megalomanía a sus conciudadanos. Yo aprendí con los años que cualquier diferencia que tenga con mis vecinos, la resolveré en los juzgados y no en la calle a hostia limpia. Otro: con todo el respeto hacia un doctor en historia por la Sorbona, Putin no tiene razón ni cuando dice que le duele la próstata. Es uno de los sátrapas más peligrosos de nuestro mundo. Otro: amigo mío, eres un romántico inocente. Los EE.UU. han puteado y engañado a Putín, a la madre que lo parió y a los 40 presidentes anteriores a él, incluido el gran Gorvachev, que acabó con el comunismo y firmó un tratado en el que se le aseguró que la OTAN no se acercaría a sus territorios. No se trata de Putín, como quieren hacérnoslo creer los propagandistas de EE.UU., sino de Rusia y de Ucrania, un solo y único país dividido por los intereses imperialistas de EE.UU. Otro: a veces la historia es trazar una línea en el suelo y ponerte en un lado en función de quién está a cada lado de la línea. Yo no me pondría nunca en el lado en que estuviera Putin. Otro: la historia se repite, inexorable, porque no aprendemos nada de ella. El antiguo espía comunista reconvertido en dictador de Rusia huele nuestro miedo exactamente igual que lo percibía Hitler. Otro: hay que preguntarse por qué el mundo está en manos de locos. Otro: " + - no tenemos enemigos ni aliados eternos. Lo eterno son nuestros intereses"…fdo: un inglés. Otro: pues yo, mientras vosotros arregláis el mundo y la política internacional, me voy a tomar unos vinos de la tierra acompañados de migas, gachas y duelos y quebrantos... Y que les den por saco a los buenos y a los malos; todo esto sin saber quiénes son unos y quiénes los otros. Otro: he decidido ver deportes y pelis, con un leve diferido de unos diez minutos. Así, si tengo que reponer vino o aceitunas, o ir al baño, le doy a pausa, meo, y abro otra botella sin carreras. Empezaré mañana a las 18.38 h. aproximadamente. fdo: Sancho Panza XXI.

Creo que el grito debe seguir siendo único y unánime: el de NO A LA GUERRA…Mientras nos quede, o no dejen, tiempo y resuello para gritar…Creo también que Putin le haría un gran favor al mundo muriéndose…Fíjense qué respuesta ofrecía a la pregunta de si se consideraba un demócrata…”Por supuesto, soy un demócrata puro y absoluto. ¿Pero usted sabe cuál es el problema? Es que yo soy el único, no hay otros en el mundo. Tras la muerte de Mahatma Gandhi, no hay con quién hablar”

¿Qué más podría decirse? Sí…¡qué miedo!...