Vaya, resulta que no hay evidencia científica, según David Card (uno de los recientes premios Nobel de Economía), que relacione la subida del SMI con la pérdida de empleo, incluso parece, más bien, que podría ser lo contrario.

Enseguida me vienen a la memoria las todavía recientes declaraciones de José María Albarracín vaticinando la pérdida de entre 6.000 y 9.000 puestos de trabajo por la última subida del SMI; sin embargo, la tozudez de las cifras nos devuelve el dato de 7.533 parados/as menos en la región en este mes de septiembre, de ellos/as 3.844 en el sector servicios, sector que, según el presidente de la CROEM iba a recibir el mayor impacto de pérdida de empleo. Ya sé que es solo un dato y que seguramente no es nada significativo, pero apunta en la dirección.

Para muestra más amplia, remito a los datos de empleo y afiliación a la Seguridad Social de 2019 cuando el SMI creció un 22,3%, tras haber estado prácticamente congelado durante ocho años y con leves subidas del 8% y 4% en los dos años inmediatamente anteriores: no hubo incremento del desempleo, sino todo lo contrario.

Pero, además, resulta también que el reciente acuerdo de gobierno en Alemania entre socialdemócratas, liberales y verdes, ha incluido una subida del 25% del SMI en ese país durante el primer año de gobierno, y en EE UU, Joe Biden firmó un decreto en abril que obliga a las empresas que tengan un contrato con el Gobierno Federal a pagar un SMI de 15 dólares la hora a sus trabajadores/as, en vez de los 7,25 dólares establecidos hasta ese momento. Cito estos dos países por no ser nada sospechosos de sufrir una ola de comunismo incontrolado que esté minando sus estructuras capitalistas.

No obstante, y con toda humildad, sugeriría a David Card un nuevo tema de investigación socioeconómica: demostrar que la negociación colectiva tampoco daña al empleo y que unas condiciones labores dignas y no precarias benefician no solo al trabajador/a sino también a la productividad de la empresa.

Lo digo porque en la Región de Murcia solo el 20% de los convenios sectoriales está al día, consecuencia de la reforma laboral de Rajoy que prima el convenio de empresa sobre el de sector, debilitando así la posición negociadora de los trabajadores/as. La próxima tarea del Ministerio de Trabajo: la derogación de las reformas laborales.