Adolfo Barrena Salces.- Hoy nos abruman con esa llegada masiva de inmigrantes a Ceuta y Melilla. Nos hablan de más de 6.000 personas. Llegan niños y niñas, llegan familias enteras, llegan personas jóvenes.
Oigo al Presidente de Ceuta y habla, ni más ni menos, que de invasión.
Me decepciona nuestro gobierno progresista que, una vez más, saca la patita y saca al ejército para "defender" nuestro territorio.
Ya verán que pronto vemos a la derecha extrema y la extrema derecha, con sus banderitas, viajar a Ceuta para salvar las esencias patrias de una nueva invasión de moros y moras.
La noticia, la preocupación, es que nos invaden. Lo de menos es el drama de esas personas, esas vidas rotas, esa desesperanza.
Dicen, y argumentan, y justifican, que es una decisión del Gobierno de Marruecos que ha decidido levantar sus controles de fronteras y eso, deberíamos pensar que para vergüenza de esa satrapía que gobierna el país, demuestra como vive allí la gente. Salen corriendo con lo puesto y llevándose a niños y niñas consigo.
Dicen que Marruecos hace esto porque España permite que el Secretario General del Polisario, gravemente afectado por el COVID, sea tratado en un hospital de La Rioja. Hay que ser miserables para convertir la hospitalización de una persona grave, que está obligada a vivir en los campamentos del desierto, en un chantaje indecente y utilizar a personas vulnerables como piezas a entregar en esta puta partida.
Lo triste, lo decepcionante, lo infame, es que se apliquen los esfuerzos y recursos en "frenar la invasión" y no se dediquen los esfuerzos y recursos para frenar a esa monarquía dictatorial que gobierna Marruecos, para obligarle a cumplir los derechos humanos, para obligarle a cumplir el mandato de la ONU y hacer un referéndum en el Sahara, para impedirle utilizar a la gente más desvalida para sus putos intereses.
Pero vamos, otra vez, como en el caso de Palestina, del Yemen, del Líbano, del pueblo kurdo o de las comunidades indígenas de latinoamérica, la "comunidad internacional" mira al país amigo y pasa de las gentes y pueblos pisoteados y machacados.
Y a eso, desgraciadamente, juega también nuestro gobierno del que, la verdad, esperaba otra cosa.
Gobierno, por cierto, que tiene abandonado al pueblo saharaui a pesar de que tiene la obligación legal, y moral, de defender de los abusos y violaciones que comete el Gobierno marroquí.