Adolfo Barrena Salces.- Seguro que esto molestará a algún o alguna pseudemócrata y a quienes me contarán aquello de todo el mundo tiene derecho, incluso a esas buenas gentes que me dicen que no se debe insultar.

A mí no me molesta, en absoluto, que me llamen rojo, porque lo soy. Eso es lo que nunca ha entendido aquel o aquella, y tengo multitud de ejemplos, que me llama rojo en un tono insultante. No solo no me insultan, sino que me siento orgulloso de serlo y lo único que me preocupaba era el riesgo para la salud de quien, con la vena hinchada y rojo de rabia, me lo decía. Siempre pensé que a alguno le daría un tabardillo.

Miren, dejémonos de equidistancias, de blanqueos y de autojustificaciones.

Hay un partido neofascista, que proclama el odio al diferente, que es abiertamente racista, que se ensaña con los colectivos más desfavorecidos como quienes se ven obligados a guardar las colas del hambre o los menores no acompañados, o los inmigrantes en general, que incita al odio contra personas en función de su orientación sexual, que niega el machismo y la violencia contra la mujer, que declara que son suyos quienes quieren fusilar a medio país, que está en contra de derechos democráticos como el divorcio o la muerte digna, que quiere devolver el nacionalcatolicismo a las escuelas para adoctrinar al alumnado, que no condena el régimen genocida de franquista y sueña con devolvernos a esa España gris y oscura del Nodo.

Pues oiga, entérese, si vd comparte esas ideas es vd. un o una fascista.

Dicho esto hay algo que no me gusta. El infantilismo al que han llevado a la política hace que quieren dirimir las elecciones en función de dos bloques. "Socialismo o Libertad" de la derecha o "Fascismo o Democracia" que dice el centro izquierda.

Así se centra todo en la víscera, en el sentimiento, en las emociones. Nada se habla, y por tanto nada oyen madrileños ni los demás porque lo que pasa en Madrid tapa todo lo demás, de como gestionar mejor la pandemia, de como se dinamiza el empleo, de como se reconstruyen los servicios públicos, de como se deroga la reforma laboral y la ley mordaza.

Con todo, porque tiempo habrá de hablar de todo esto, a votar, a cerrar el paso al fascismo.

Es posible, puede hacerse, pero hacemos falta todos y todas aquellos y aquellas que queremos un país y una sociedad un poquito mejores.