Adolfo Barrena Salces.- Hay campaña electoral en Madrid. La ayusada es de calado. Con los peores índices de la pandemia, sin presupuestos y vaya vd. a saber cuando los habrá, sin resolver la gestión de las ayudas que vienen de Europa, Dª Isabel revienta todo y convoca elecciones.
Ahora reaparece el "jefe de la oposición", de pronto, D. Ángel, ese que ha estado desparecido en todo este tiempo, sale a la palestra porque es el cabeza de lista del PSOE y porque, se supone, es quien quiere dar la batalla para evitar ese posible gobierno de Dª Isabel con los neofascistas de VOX.
Bueno, pues D. Ángel, y el PSOE, para poder sumar (saben que una mayoría absoluta es imposible) se refugian en ese invento socialdemócrata del centro derecha y, a todo tirar, quieren apoyarse en esa izquierda domesticada y sensata que fue capaz de reventar la izquierda madrileña y facilitar el gobierno a la derecha.
Dice D. Ángel que con Unidas Podemos nada de nada, que no le gustan los radicales ni los extremistas. Que con Ciudadanos (aún no se ha enterado de que no son nada) y con Más País, que sí.
Lo cierto es que, con sus aciertos y errores, Unidas Podemos ha defendido, con vehemencia, empeño y contundencia, lo que lleva en su programa y lo que está acordado con el PSOE para entrar en el Gobierno. Por eso defiende el derecho a la vivienda, la subida del SMI, las pensiones dignas, subir impuestos a las rentas más altas, priorizar la enseñanza y sanidad públicas, y demás cuestiones del escudo social que no acaba de desarrollarse por trabas y cuestiones burocráticas. Defiende, también, que se investiguen los trapicheos y delitos fiscales del emérito y que se vaya poniendo fin a los privilegios de la Iglesia.
Todo eso a D. Ángel le parecen radicalismos y le lleva a afirmar que con "esta gente" nada de nada, que está más cómodo con la moderación.
Bueno, una pena que el "reaparecido" sea incapaz de ver la realidad. Se ha acabado el bipartidismo que ha tenido el poder en estos 40 años de democracia. El centro equidistante no existe. O se está en un lado o en otro.
Ahora mismo en Madrid, y en todo este puñetero país, tan solo hay dos opciones: La derecha reforzada por el neofascismo o el bloque progresista. Observen que no digo la izquierda. La izquierda, la real, la que mantiene el ideal de la transformación de la sociedad, para nuestra desgracia, no tiene apoyos suficientes para ser la opción mayoritaria. Algunos reclaman quedarse en las trincheras para defender el Rh del izquierdismo a salvo de posibles contaminaciones. Pero lo cierto es que la izquierda tiene que hacer una profunda reflexión, identificar las causas del alejamiento de la clase trabajadora y abrir un proceso de recuperación de espacios.
Hoy, la única alternativa posible al tandem PP-VOX es un frente, coalición, entendimiento o como quieran llamarlo, de las fuerzas progresistas, incluido el PSOE. Excluir a la izquierda, y justificarlo por su carácter extremista, es un error de bulto.
Primero porque su concurso es necesario para frenar a Ayuso y sus aliados/as, lo segundo porque definir extremistas las luchas y reivindicaciones más sociales es reconocer que al PSOE ya le sobra alguna de sus siglas.
No tengo ninguna duda de que, si hay posibilidad de echar a Dª Isabel, y para ello hacen falta los escaños de Unidas Podemos, ahí estarán. Estarán a pesar de los remilgos de D. Ángel y de los miedos del PSOE a los "radicalismos" que defienden las políticas sociales.
No se despisten con estos juegos oportunistas y vayan a votar. La derecha, la extrema y la fascista, va a ir a votar.
Hay una oportunidad de frenar a la derecha y al fascismo. Esa oportunidad la da el voto de cada uno.
Hay que ir a votar para sacar a la derecha extrema y a la extrema derecha del Gobierno.