Otro NO para Pedro Sánchez, el  inefable Doctor NO, el NO de sus propios compañeros y tal vez correligionarios de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Y, por fin, se ha ido, pero no definitivamente, sólo dos o tres filas más atrás, porque este “cráneo previlegiado” amenaza con volver. Esperemos que no se lo permitan. Lo curioso, llamativo, contradictorio y paradójico del caso es que hay muchos en la directiva del PSOE que parecen avergonzados de haber echado a un tonto insensato, soberbio y dañino que sólo le ha traído sinsabores, desgracias y males a su partido y a España. ¿Cuál de los muchos NOES que tantos y tantos te hemos dirigido no entiendes, Pedrosánchez? ¿Quién es Pedro Sánchez frente al orgullo centenario de un partido como el Partido SOCIALISTA y OBRERO y ESPAÑOL? “Cazi ná”. Apéese usted de una vez, señor cabeza buque…

Por otra parte, alguna insigne socialista, magistrada actualmente y ex ministra, Margarita Robles,  mujer de gesto algo áspero, desabrido, autosuficiente y altivo, dice que aunque Pedro Sánchez ha dimitido, tendría que haber razones de calado que aconsejaran ahora cambiar las resoluciones con las que la Comisión Ejecutiva Federal decidió hasta en dos ocasiones decir NO a la investidura de Rajoy. Y yo, viendo lo visto y oyendo lo oído, empiezo a no dar crédito a lo que veo y oigo, porque, si van a volver a decir que no, si va a persistir la situación de bloqueo institucional y si España va a seguir sin gobierno, ¿a cuento de qué toda la movida del pasado fin de semana? A mí personalmente no me gusta nada Rajoy I el Recortador (que no se nos olvida, ni te perdonamos, la canallada que perpetraste en Julio de 2012) Pienso que tendría que haberse ido él también, pero, indudablemente, hoy por hoy, hay bastantes razones que avalan que sea él quien esté en mejor disposición de asumir la presidencia del gobierno porque su candidatura ha sido la más votada (también la más vetada) en dos elecciones generales consecutivas. Otra cosa es que en las actuales circunstancias podría haber sido bueno para España que desistiera de seguir postulándose como candidato a la presidencia del gobierno. No ha sabido o no ha querido ser generoso. Pero razones para que sea él, siquiera coyunturalmente, no sólo hay muchas, sino algunos millones de razones en forma de votos.

Ahora el PSOE, y el P.P., además de Ciudadanos y si fuera posible también – ¿por qué no? – Podemos, tienen que ponerse a pensar en España y olvidarse un poquito de sí mismos y de sus particularistas, aunque legítimas,  ambiciones de poder. No parece tampoco muy presentable la actitud del P.P. que ya no pide al PSOE sólo la abstención para la investidura, sino estabilidad, amenazando con las terceras elecciones a la vista de que, según las encuestas,  esa alternativa los beneficia. Semejante actitud tampoco es de recibo. Ya lo dije hace bastantes meses y lo reitero ahora: en este corral y gallinero de perdedores, unos más tontos y algunos más listillos, quizá demasiado listillos, en esta coyuntura concreta tan delicada, es España (y sólo España) la que debe ganar. Va creciendo el número de los que dicen que les duele España. Pues que se alivien poniendo a España por delante sin complejos de ninguna clase. Es momento de aparcar las diferencias porque si no va a acabar llegando alguien que laminará esas diferencias si hace falta rebanando incluso testas, coronadas o no, sin demasiadas contemplaciones. No sé dónde está, ni de dónde va a salir,  el espadón que ponga orden (seguro que alguno ya se lo está pensando), pero acabará saliendo porque la situación actual, si excluimos, afortunadamente, la ausencia de asesinatos de políticos, es tan disparatada y caótica como la de la España republicana del 36 en la que se originó el levantamiento militar del general Franco.

No pensaba hablar de política esta semana, sino de la soledad, que a todos nos afecta en mayor o menor grado. Somos 7.000 millones de personas las que poblamos este mundo y, sin embargo, la soledad se ha convertido en una de las enfermedades de nuestro tiempo. Hay que ser muy fuerte para sobrellevarla, a pesar de que es consustancial e inherente a la condición humana. En soledad nacimos, en soledad moriremos, y, lo más punzante y doloroso, en soledad vivimos, sin que la actuación de la política y de los políticos sea capaz de darle solución a un problema que nos acompaña desde la noche de los tiempos y que tiene que ver con nuestra felicidad, por la que tantos trabajan supuestamente. Solos nacimos, solos vivimos…solos moriremos. No podemos ponerle remedio porque es un problema que no parece tener remedio. La soledad y la tristeza de la especie humana. Así que, Pedro Sánchez, quien no se consuela es porque no quiere. Tú mientras sigue ahí, esperando la patada final en la tercera fila. Ni se te ocurra moverte.