Desde que existen estadísticas la Región de Murcia se ha situado en el grupo de las cinco CCAA con menores salarios medios (y consecuentemente, menores pensiones medias). Un modelo productivo de bajo valor añadido dominado por sectores como la agricultura y otras actividades relacionadas con el turismo y otros servicios nos condena a ello.
Ni siquiera la modernización de estos sectores ha cambiado el panorama. El 43% de los asalariados/as de nuestra Región recibe rentas no superiores al SMI (AEAT2021), cinco puntos más que la media estatal; hemos batido récords de caducidad de convenios colectivos sin renovación, como el de la hostelería, recientemente renovado después de catorce años; el abuso de la temporalidad, que llegó a alcanzar casi el 36% (3T2017) de los asalariados/as, la segunda tasa más alta de España, y una brecha salarial de género del 20,7% (INE2020), la tercera mayor del país, son datos muy representativos de la precariedad y pérdida de derechos laborales en nuestra Región.
Tampoco el sector público regional se ha librado de esta degradación de las condiciones laborales. Los recortes presupuestarios de 2012 supusieron, entre otras cosas, pérdida de empleo, incremento de la temporalidad hasta más del 25%, rebajas salariales e incremento del horario laboral.
Sin embargo, medidas como la reforma laboral de 2021, la subida del SMI o el Acuerdo Marco para una Administración del siglo XXI, que recupera la jornada de 35 horas en todas las administraciones públicas, han supuesto un cambio de tendencia que ha permitido recuperar derechos, dignificar el trabajo y proteger a los/as trabajadores/as para garantizar, como afirma el artículo 35 de la CE, «una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo».
Aun así, no es suficiente. La última Encuesta de condiciones de vida publicada por el INE pone de manifiesto que el riesgo de pobreza y de exclusión social ha crecido en nuestra Región. Por ello reactivar la negociación colectiva, democratizar la economía propiciando la participación de los trabajadores en las decisiones empresariales y en el reparto de beneficios, subir salarios, controlar precios, aplicar el SMI en las empresas, negociar planes de igualdad a la vez que impulsar un cambio de modelo productivo son medidas necesarias que los sindicatos de clase reivindicarán este primero de mayo en las calles de Murcia, y todos/as deberíamos hacerlo con ellos.