Falto de mejor argumento López Miras azuza, como Vox, el discurso del agua en su comparecencia hoy, a petición propia, en la Asamblea Regional donde repetirá, una vez más, su teoría conspiranoica sobre el recorte ideológico del Trasvase Tajo-Segura a cargo de la ministra Ribera, sin reconocer que el Trasvase se nutre, por ley, de aguas excedentarias y que dichos excedentes ya no son tales principalmente por la reducción de las aportaciones de lluvia a la cabecera del Tajo en los últimos cuarenta años (-54%), por el incremento de las necesidades de la cuenca cedente y por el establecimiento de reservas en cabecera no trasvasables (primero Aznar, 240 hm3, y posteriormente Rajoy y Cospedal, 400 hm3, incrementando, además, los límites que determinan las reservas entre el nivel 3 y 2).
Tampoco reconocerá que la legislación de aguas añadió en 2005 la obligatoriedad, nunca atendida hasta 2023, de la implantación de caudales ecológicos en los ríos, como «una restricción que se impone a los sistemas de explotación» (RPH 2007) para preservar los ecosistemas fluviales, que López Miras y Vox siguen considerando como meros canales y depósitos de agua de los que se puede extraer hasta la última gota. Seguramente no asistieron a clase el día que les explicaron en el colegio el ciclo natural del agua y todos los procesos medioambientales que conlleva y no han superado, por ejemplo, la creencia infantil de que el agua de los ríos se desperdicia tirándola al mar.
Pero, en realidad, López Miras azuza este discurso engañoso del agua con otra finalidad: disipar la pobreza de su gestión como presidente y, en días como hoy, además, amortiguar la publicidad de la aprobación de una ley como la del Reconocimiento de las Familias Monoparentales, que también debate esta mañana la Asamblea Regional; ley que debería haber impulsado su consejera tránsfuga Isabel Franco y que, sin embargo, se la apunta el PSOE aunque pagando tributo a los ex de Vox que le han colado en la misma conceptos como el de violencia doméstica al mismo nivel que el de violencia de género.
Efectivamente, el balance de gestión de López Miras como presidente es el que debe preocuparnos, que no es brillante precisamente: desigualdad, precariedad, pobreza, privatización en educación, listas de espera sanitarias, baja calidad de servicios sociales, bajos salarios y pensiones, destrucción medioambiental, baja ejecución de inversiones y un largo etcétera.
Hablaremos de todo ello, Fernando.