El aval político acumulado por el portavoz de Podemos y un apoyo social en ascenso pueden iluminar un proyecto de futuro razonable, de continuidad y profundización, integrador, si sortea las embestidas de quienes ya cornearon un proyecto en alza en 2019

Con la lógica inquietud ante el horizonte electoral en Murcia recupero una lejana lectura sobre resolución de problemas basada en la importancia de la perspectiva: cuando no atisbes una solución analizando el asunto desde el inicio, prueba a hacerlo desde el final.

Así abordo ese mantra de irremediable vuelta al pasado el próximo mayo que pretende inhabilitar al actual gobierno local de la ciudad de Murcia, tras más de un cuarto de siglo de mandato del PP. Inevitable, me digo, solo si asumimos la perspectiva del Doliente, figura emanada de la moción de censura de 2021 exigiendo la restitución del anterior alcalde como justo desenlace a esa especie de descarado desliz, de traspiés malvado que osó interrumpir el reinado popular desde 1995.

Ese pretendido derecho natural a gestionar el municipio explicaría la escasa labor política e institucional del PP local en la oposición, a la espera de recuperar lo robado (sic) por la moción de censura. De hecho, más allá del conflicto con las sillas durante los desfiles pasionales y profanos, o del fallido complot a costa del árbol de Navidad, los populares actúan bajo mínimos desde la oposición. La indudable altura intelectual de su candidato (’portavoz del silencio’ en sede consistorial) queda seriamente desdibujada en un arrebato de poses fotográficas, futuros proyectos y supuestos baños de multitudes reclamando al Redentor. Todo un aparataje para marcar y condicionar la perspectiva: soy el ungido y he de volver. El ‘ja sóc aquí’ murciano, válgame.

A la derecha del PP («Si nos medimos, te igualo / y es porque somos tú y yo astillas del mismo palo») ni rastro de interés por el servicio público. Sin proyecto, sin equipo, sin propuesta alguna para mejorar el municipio, el vacío intelectual, ético y político resulta abrumador. ¿Capaz de ganar elecciones? Capaz, si la ciudadanía se dejara embriagar por su perspectiva: solo quedan ellos. Tremenda idiotez, falsedad manifiesta, aunque pendiente de respuesta.

Para bien o para mal, aunque su grupo municipal aplica la perspectiva de Arrimadas en Belluga como fuerza dispuesta a desalojar al PP, no creo que Ciudadanos mantenga su respaldo en las urnas. Con una gestión casi imperceptible, en primavera quedará otro espacio político huérfano de proyecto, fruto del desmoronamiento interno.

Por la izquierda atenta a conseguir sillón en el salón de Plenos, «me hago cruces, que en el Cabildo falten las luces». En la actual Corporación, a imagen del gobierno central, Podemos-Equo defiende la perspectiva del cambio al colaborar (sin renuncia al criterio propio) con un gobierno alternativo. El aval político acumulado por su portavoz y un apoyo social en ascenso pueden iluminar un proyecto de futuro razonable, de continuidad y profundización, integrador, si sortea las embestidas de quienes ya cornearon un proyecto en alza en 2019. Eso o la Cruzada albigense, y que Dios reconozca a los suyos.

Como fuerza aglutinante en la Glorieta, pero aún por exorcizar al Doliente de sus conciencias, el PSOE puede atraer parte del voto de centro derecha e interpelar al electorado a su izquierda a perseverar en común y con inteligencia en el giro de la gestión municipal iniciado con la moción de censura, incompleto, laso, inconcluso, desordenado en tantas ocasiones, con mil frentes simultáneos sin cerrar (Montiel dixit), demasiado condicionado por la deuda heredada, mal comunicado, sin poder pedáneo manifiesto, lento y algunas cosas más, pero con la valentía necesaria para superar casi treinta años de poder monocromático.

Dice Pablo Batalla que «en política todo arde si le aplicas la chispa adecuada». Ese fuego alimenta la estéril perspectiva determinista de las derechas, la del morrión y la ‘derechita cobarde’, que puso la chispa con los calificativos a la moción de censura municipal para que la samba empiece cualquier día. Miren en Lorca.

Frente a ello, propongo interpretar el carácter conservador de la sociedad murciana como una coyuntura propicia para ahorrarnos la revolución y asumir como reto de las próximas municipales el acceso a todo un espacio electoral disponible a partir de un proyecto social y político amplio, enraizado en el servicio público, capaz de ocupar el considerable vacío que he intentado explicar.

Desde ese enfoque, con ánimo de responder a la realidad y no al algoritmo, estamos ante una gran oportunidad.

Fuente: https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2023/01/11/gran-oportunidad-81000657.html