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“Hambre” de…VIDA Featured

 Bartolomé Marcos

Llevo unas cuantas semanas pasando hambre (sólo retórica, evidentemente…por el momento) en estos contactos semanales que mantengo gustoso con todos ustedes (y con todas ustedas) desde hace más de treinta años. “Hambre de Semana Santa y procesiones”, “Hambre de España”, o “Hambre de soledad”. La nefanda pandemia que nos trajeron los chinos, (porque fueron ellos, ¿eh?, no se les vaya a olvidar, que, aunque aparentemente inofensivos y obsequiosos hasta el empalagamiento, pueden llegar a tener muy mala leche; pues entre eso, que ya era malo, y la peor guerra que nos han traído los rusos, con la colaboración y la complicidad, sin duda, de los marquetinistas negociantes de los USAFS y sus legendarios boinas verdes tan chulos y tan marchosos, han sumido al mundo en una especie de depresión colectiva que no nos lleva a pegarnos un tiro en el pie o – mucho menos- en la cabeza- sino a una explosión desaforada, y casi desesperada, de aprovechar hasta el último resquicio de vida, y de disfrute de la vida, mientras nos quede aliento y algo de resuello. Históricamente ha sido casi siempre así. Recuerden, si no, los “felices 20” del siglo pasado, periodo de entreguerras en el que la sociedad se entregó a intentar vivir la vida incluso con desenfreno, “como si no hubiera un mañana”, eso que tanto se dice actualmente (que para muchos no lo hubo y para muchos no lo habrá tampoco ahora). Que alguna vez se tendrá que acabar esto, el mundo, digo, y los seres humanos sobre él. Si se acabaron los dinosaurios, que eran mucho más fuertes y poderosos…¿no? Todo lo que empieza acaba.

Sí. Si algo va quedando claro es que la gente tiene ganas, muchas, de vivir, y de recuperar plenamente una normalidad que se resiste a volver y que, en su inmensa mayoría, quiere que se parezca lo más posible a la que teníamos antes de Marzo de 2019, y que nos robaron descaradamente con una estafa sanitaria que pudo y debió gestionarse de una manera muy diferente, y mejor, de como se ha gestionado y se sigue gestionando, que menuda piltrafa. No obstante sería mejor si pudiera recuperarse aquella normalidad de antaño sin Putin, sin Trump, sin Sánchez, sin Joe Biden, sin Pere Aragonés, Junqueras o los independentistas…con más irreal Madrid y otras cinco champions consecutivas, o por lo menos tres, eso estaría bien. Yo por lo menos disfrutaría mucho, y mi nieto Ricardo también, más incluso que por el logro en sí, por tener ocasión de observar el pornográfico espectáculo de la rabia hedionda, babeante y ridícula de los culés. Si es que el Irreal Madrid es de las pocas cosas que nos permiten seguir alimentando la ilusión de que España es una unidad de destino en lo universal, que sabemos que es mentira y que no puede ser, pero que es una ilusión bonita, que podría unirnos en la mentira para ser felices…o menos desgraciados. De ilusión también se vive…alguna canción creo que hay por ahí que habla de eso…

El mundo del siglo XXI, tal como se predijo desde sus inicios, pareció nacer bajo el signo del apocalipsis y de las postrimerías, pero, sin embargo, no parece este un momento en el que la historia haya terminado, o esté abocada a un fin inminente. El mundo está vivo y coleando y sus humanos pobladores más ansiosos y con ganas de vivir que nunca. El mundo es un moribundo en cuidados paliativos, que se aferra desesperadamente a la vida. Es preciso descubrir y apretar el botón de reinicio, sin necesidad de apagar el sistema, aunque ganas dan, porque, más allá de cualesquiera otras consideraciones, por encima de todo, nuestra sociedad y nuestro mundo ha resultado ser paroxístico epítome de la estupidez, la alienación y la locura. Mención destacada y aparte merece, como heroína de este nuevo parque temático plagado de bicharracos en que está convirtiendo un mundo, antaño, si no sencillo, sí inteligible, Irena Montera, la desatada plaga trans que reina en el Ministerio de Igual Dá por digital designación de su concubino ya cesante, Don Pablo Iglesias Turrión, felizmente (casi) desaparecido.

La última movida de la epopeya “trans” la ha protagonizado la conocida escritora J. K. Rowling, autora de la saga de Harry Potter, que ha declarado algo tan nocivo, para mentalidades azpilicuertas y gilipollescas, como que “el sexo es real, y que… decir la verdad no es odiar”. Las palabras de Rowling abrieron la veda entre quienes la apoyaron y los que no. Para algunos, su comentario fue una cuestión de sentido común, pero para otros supuso un jarro de agua fría, entendiendo que la autora no apoyaba ni reconocía a las personas transexuales, y etiquetándola (es lo suyo) como TERF (feminista radical trans-excluyente). Tan fuerte ha sido la polémica, que Rowling  denunció hace unos meses a tres «transactivistas» por publicar la dirección de su casa en internet. Esto también es lo suyo: terrorismo doméstico y señalamiento.

 

Pero yo quería escribir hoy sobre “hambre…de vida”, y, no sé bien por qué, pero creo que no me ha salido. Pues…vaya…que la gente tiene muchas ganas de divertirse, ya saben…aquello tan antiguo del arcipreste de Hita, citando, supuestamente, a un tal Aristotil: dos cosas mueven el mundo, aver mantenencia e aver ayuntamiento con fembra placentera. Esto seguro que le parecerá muy machista a Doña Irena Montera.

 

 

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