Siempre he pensado que los seres humanos necesitamos anclajes en nuestra vida, puntos de referencia, razones en que fundamentarla. En mi caso, aparte familia y literatura, uno de esos “valores” (ya sé, endeble, inconsistente, fútil, como todo en esta vida, para muchos quizá incluso ridículo) ha sido siempre el Real Madrid…

Les confieso a ustedes que uno de los ratos de más intensa alegría por los que he pasado en los últimos meses (que en estos tiempos renegridos, funestos y hoscos tampoco ha habido muchos) fue el del miércoles, 9 de Marzo de 2022, entre las diez y media y las once de la noche, cuando se produjo una de las mejores, inesperadas y ya más famosas remontadas europeas del Real Madrid en el Bernabéu, nada más y nada menos que contra el París Saint Germain, ese equipo gabacho con muchas incrustaciones, construido a base de petrodólares por los jeques árabes, que sueña con que fuera suya la historia del Real Madrid en Europa (que cómo me la maravillaría yo), algo que jamás estará al alcance de sus presuntuosas y quiméricas posibilidades porque no es ése un objetivo que se consiga sólo con dinero, por mucho que sea, y estos jeques árabes sólo tienen eso, dinero a montón pero dinero sin corazón. Entiéndanme, que ya querría yo un pellizquito para mí de ese montón…pero que no, no…

Gocé a rabiar, aunque-por razones sobre todo de salud-suelo ser bastante morigerado en mis celebraciones (ya saben aquello de que “de grandes cenas están las sepulturas llenas”, al igual que de incontenidos apasionamientos o de irritaciones furibundas), pero -francamente- ese ratico, sí, gocé de lo lindo recochineándome yo solo. Y es que hubo circunstancias para añadir disfrute intenso al goce profundo, como, y lo menciono cual ejemplo antonomástico de esas razones, el monumental fiasco de los medios catalanistas y pro-independentistas, TV3 a la cabeza, cuando en apenas 17 minutos pasaron del ardiente polo de la euforia desatada ante la catástrofe que estaba gestándose del Madrid en el Bernabéu, al más helado polo de la amarga decepción ante la sorprendente resurrección del equipo de Carlo Ancelotti; de la incontenible e incontenida hemorragia de gusto que les producía la confirmación de la derrota del Madrid por un global, y aparentemente definitivo y rotundo 0 a 2, a la victoria final del equipo español por 3 a 1, que bien pudieron ser cuatro y hasta alguno que otro más. Así, así, así gana el Madrid…, y eso que yo me abstuve de ver el partido en directo, por una suerte de irracional superstición que me lleva a pensar que puedo ser un gafe (que creo que lo soy) y que si veo el partido le voy a transmitir malas sensaciones y peor suerte al equipo de mis amores. En fin, no sé. Reconozco que es algo irracional, que me priva, cuando acontece, del disfrute en vivo y en directo de las victorias, que son muchas, pero que también me evita el sufrimiento en las derrotas, que algunas hay. Después, si el Real Madrid ha ganado, la buena noticia de la victoria compensa con creces la penitencia autoimpuesta de no haberlo visto ganar, como digo, en vivo y en directo. Eso sí: paso las dos horas del partido, generalmente entre las 9 y las 11 de la noche, enganchado al relato on line de la contienda en los diarios digitales, o, también, en su caso, a la retransmisión radiofónica, en Radio Marca, donde las incidencias se suceden, normalmente, con un minuto o minuto y medio de adelanto, frente a la retransmisión televisiva. Lo que sucede es que estos de Radio Marca me ponen bastante nervioso con su modo de relatar las incidencias del partido, aunque lo hacen bastante bien, la verdad. También me sirven de guía las ruidosas exclamaciones de los vecinos que, en sus respectivos domicilios, siguen en directo las retransmisiones.

Circunstancia añadida también para el disfrute, el protagonista principal de la remontada: Karim Benzema, al que yo, desde su genial jugada corriendo, en apenas centímetros, el flanco izquierdo del Wanda Metropolitano, frente al Atlético de Madrid, en el año 2018, sorteando a bastantes jugadores rivales, fue capaz de centrar hacia atrás para que Isco consiguiera el 0 a 1. Percibí a Benzema, en aquella jugada, como un verdadero “autista” del fútbol, ejecutando una jugada impensable para un futbolista normal y construyendo un prodigio que ha quedado para la historia, inolvidable al menos en mi retina, como inolvidables quedarán en la historia del Imperial Irreal Madrid los ¡¡¡tres goles!!! de Benzema en la remontada histórica frente al París Saint Germain del 9 de Marzo de 2022 en octavos de la Champions.

Y remato diciendo ¡Olé por él! Olé por Benzemá, y olé por Nacho Martín Blanco, portavoz de Ciudadanos en el Parlament de Cataluña, que, tras la gesta europea del Imperial Real Madrid, realizó ante un auditorio bastante hostil, un discurso madridista que cosechó muchos aplausos. Nacho Martín Blanco no dudó en pedir que TV3 respete al Real Madrid y reivindicó la figura de los hermanos Padrós, fundadores del conjunto blanco y de la Copa del Rey. “Hoy, en el Parlamento, he recordado otra verdad incómoda para el nacionalismo: el Real Madrid. Es el segundo equipo de Cataluña por número de aficionados. Algunos se retorcían en sus escaños, pero así lo he dicho desde la tribuna: ¡Hala Madrid, visca Catalunya y viva España!