Vi el partido, o sea que en esto no hablo sólo de oídas o de leídas. Mis ojos, a través del televisor, fueron testigos no de una gesta deportiva histórica sino del robo deportivo del siglo. Las cámaras y yo damos fe de lo que constituyó (desde los días previos al evento y hasta el tiempo culminante de los larguísimos 97 minutos que duró el desigual y desmañado duelo), una puesta en escena bastante vergonzosa de la farsa protagonizada por el flamante “Farsa” (por antonomasia), inesperado e inesperable cuartofinalista de la champions 2017,  en el “Camp Nou” de Barcelona, el miércoles, 8 de Marzo de 2017, una fecha también histórica para la vergüenza de millones de aficionados al fútbol, ese deporte que, sí, se juega con los pies, y que quizá por eso mismo aún tenía la grandeza de lo imprevisible, azaroso e incierto, hasta que llegó el árbitro alemán Deniz Aytekin y forzó la maquinaria para que se ajustara al guión de la representación y al interesado esquema previsto por la UEFA.

No pretendo enfadar ni mucho menos ofender a nadie. Dejando por escrito lo que pienso sobre un asunto como este sólo hago catarsis personal y me curo en salud, encauzando y autolimitando irritaciones tontas, porque es que, desde que el Barcelona es más que un club de fútbol y se ha vinculado tantas veces al nacionalismo independentista (o al menos lo han hecho bastantes de sus directivos en los últimos tiempos), me cae más gordo aún de lo que ya me caía. Además, he de admitir que, aunque sin demasiada fogosidad o beligerancia, siempre he sido más bien madridista, es decir, imparcial no soy.  Lo dejo escrito por si a alguien no le quedara finalmente claro.

Hay que reconocer no obstante que el primer responsable del “histórico” éxito culé fue el propio equipo francés, cuyo entrenador y jugadores llegaron a Barcelona literalmente acojonados y cagados de miedo. No es la primera “cagada” histórica de los franceses. Recordemos, en clave más trascendente, la escasa oposición ofrecida por Francia a la vertiginosa ocupación alemana de su territorio en la segunda guerra mundial. Y,  claro, el miedo –y/o sus consecuencias- se huelen a distancia, y el entrenador y los jugadores del “Farsa” aprovecharon el canguelo de los gabachos para empezar la anunciada remontada histórica ya desde el minuto 2, no se les fuera a hacer tarde, que había que meter -¡oh casualidad!, los 6 goles anunciados por Luis Enrique, entrenador del Farsa tras el 4 a 0 de París, que, al final, en apenas 8 minutos los tres últimos goles,  son los que les cayeron en el saco a los franchutes del Pusilánimes Sin Genio, o Sin Garra o Sin Ganas, hasta apearlos de la competición. Les juro a ustedes que no daba crédito a lo que estaba viendo, porque no parecía un partido de fútbol real, sino una película de ficción que respondía a un guion voluntariamente planificado de esa manera y predeterminado hasta en sus más mínimos detalles para conducirnos hasta el sorprendente resultado final. Apoteosis culé para olvidar, aunque será difícil, en apenas 8 minutos.

Conclusión: no pienso ver más partidos del Farsa por la sencilla razón de que no me los creo…Bastante parecido a los combates-espectáculo de lucha libre que veíamos de jovencicos en un ring habilitado en la plaza de Toros de Cieza, en el que los esperpénticos “gladiadores” parecían especialistas de escenas de acción de espagueti western, con mucho puño al aire y caídas simuladas para no hacerse daño. Como simulados fueron, particularmente el segundo por parte de Luis Suárez, los dos penaltis con los que el árbitro castigó al equipo francés. El de Luis Suárez, un piscinazo de libro.

El París Saint Germain ha denunciado ante la UEFA los principales errores cometidos por el árbitro: penalti de Mascherano por tocar el balón en la mano del argentino al deslizarse por el césped en una entrada dentro del área ante Draxler. No hubo penaltide Meunir a Neymar, pues según el PSG, el defensor golpeó al brasileño al caer de forma fortuita. Según el PSG, Piqué cometió penalti por manodentro del área al cortar un pase del argentino Di María. Penalti de Mascherano sobre Di María que además le podría haber supuesto la roja al defensor por ser el último jugador entre el atacante y el portero del Farsa Ter Stegen. Finalmente, ya hemos dicho que no hubo tampoco penalti a Luis Suárez, sino que el jugador uruguayo simuló descaradamente su caída. Reclamaciones del PSG que irán directamente a la papelera. Así que nada de remontada histórica. Si acaso, robo descomunal histórico, y, desde luego, un espectáculo perfectamente preparado, mejor orquestado, inmejorablemente puesto en escena, ajustado al guión trazado para que el FARSA gane la champions 2017 (con permiso, si acaso, del Bayern Munich de Ancelotti). El miércoles, 8 de Marzo, el árbitro del encuentro entre el Farsa y el París Saint Germain no influyó en el resultado. Decidió el resultado. De los tres equipos presentes y actuantes sobre el terreno del juego ganó el partido el equipo arbitral. ¿Se dan ustedes cuenta de que no merece la pena?¿Se dan ustedes cuenta de que el fútbol es una tontería y también está podrido?