Continuar Tomás Rubio y el PP atrincherado como si nada hubiera pasado, Vox “tirado al monte” y el PSOE puesto de perfil a la espera de que sus propios votantes “crucifiquen” al profesor de religión católica es una opción, pero no la que necesita Cieza y los ciezanos y ciezanas.
Manuel Martínez Martínez. 19/07/2024.- El pasado 11 de julio, tras un fallido pleno “representado en dos actos” por el que se esfumó una modificación presupuestaria de 7,6 millones de euros que garantizaba dos años de legislatura al actual gobierno en minoría del PP, por primera vez el actual alcalde de Cieza, Tomás Rubio, protagonizaba la tradicional rueda de prensa posterior al cónclave. Ante la gravedad de la situación política y de parálisis administrativa en la que está sumido el municipio desde que su gobierno perdiera la mayoría, Tomás Rubio no pudo ser más explícito y realista al pronunciar una lapidaria frase que no puede pasar inadvertida y que resume la situación: “los ciudadanos de Cieza no se merecen los gobernantes que tenemos, y a lo mejor el primero soy yo”.
A finales de 2017, el filólogo, crítico literario y ensayista Jordi Amat, publicó el breve ensayo "La conjura de los irresponsables” (La confabulació del irresponsables). Un relato sobre el fracaso de la reforma del Estatut y la crisis política que atravesaba Cataluña en aquellos momentos. Un “panfleto” (así lo definió el autor) que realiza “una exposición y balance de la irresponsabilidad de la clase política española y catalana, que culminó con la aplicación del 155 y el enquistamiento de un problema que podría haber sido una solución”. Realizando un paralelismo “la conjura de los irresponsables” podría ser la frase que resumiera la situación que atraviesa la gobernanza municipal en Cieza desde que esta cambiara de inquilinos.
Surge la duda de si Tomás Rubio la noche del 26 de mayo, tras conocerse los resultados de las elecciones locales en Cieza que dieron una mayoría a la suma de actas de las derechas, PP y Vox, era consciente de que, al anunciar un pacto con el partido del expopular Abascal, en el paquete llevaba incluida la inestabilidad política y por consiguiente la necesidad de tener el suficiente temple y “oficio” para capear los temporales que le vendrían en adelante con un Vox dispuesto a “morir matando” y un PSOE que recibiría un regalo inesperado meses después. La comparecencia de Tomás Rubio en rueda de prensa el pasado 5 de marzo, horas antes de la celebración del pleno ordinario del mes, para anunciar su decisión unilateral de expulsar del gobierno a los tres ediles de ultraderecha que hasta entonces le habían acompañado parece apuntar que no. Es más, cuando dijo aquel “prefiero gobernar sin ataduras” no era consciente de que las verdaderas cadenas empezaban en ese momento.
Desde entonces la situación política del municipio, la inestabilidad y la parálisis en la gestión no ha hecho más que empeorar. Los plenos se han convertido en una insufrible reunión de contertulios que se interrumpen continuamente al estilo “Sálvame Deluxe”, en los que sobresalen los enfrentamientos entre Tomás Rubio y el portavoz de Vox Jesús Castaño y destacan las interrupciones y ataques personales entre unos y otros. La Junta de Gobierno Local (el verdadero gobierno del municipio), vacía de competencias, se ha convertido en un órgano inoperativo que se reúne para guardar las apariencias y probablemente porque los concejales y concejalas del PP miembros del mismo son remunerados por las asistencias. Mientras tanto, las pocas propuestas que el gobierno municipal lleva a los plenos son sistemáticamente derrotadas por la suma de los votos del PSOE y Vox.
Todo apuntaba a que, tras las elecciones europeas y aprovechando el verano, la crisis de gobierno se iba a resolver con un nuevo pacto entre PP y Vox que tendría como precio la dimisión forzada de Tomás Rubio, como peaje por parte del PP, y la aceptación de Vox de su papel como socio minoritario del gobierno, como pago por parte de los de Abascal. Prueba de ello ha sido el silencio y la ausencia de apoyo al alcalde de Cieza hasta el pasado fin de semana por parte de Fernando López Miras y los dirigentes regionales del PP. El porqué cuatro meses después de la ruptura del pacto de gobierno entre las derechas en Cieza, en el transcurso de unas jornadas dedicadas a la gestión y la comunicación organizadas por el PP regional, se explicitó el apoyo del presidente regional y la secretaria general del Partido Popular nacional, Cuca Gamarra, a Tomás Rubio tiene una explicación que dista mucho de la ofrecida por el PP ciezano en su cuenta de Facebook.
El viernes 5 de julio, tras los resultados de las elecciones europeas, los eurodiputados de Vox abandonaban el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), donde compartían filas con los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, para unirse a los Patriotas por Europa, un nuevo grupo de ultraderecha, si cabe más radicalizado, capitaneado por los húngaros de Orbán y los franceses de Le Pen; una decisión que conllevaba la aceptación como “principal punto” del programa de la ultraderecha el fomento del odio hacia los inmigrantes (pobres). La consecuencia se trasladaba a la política nacional el 11 de julio con la ruptura por parte de Vox de los pactos autonómicos con el PP alegando que Feijóo había aceptado la distribución de menores migrantes no acompañados en la Conferencia del miércoles 10 de julio celebrada en Tenerife. Con ello, el PP de López Miras supo de la imposibilidad de retomar el pacto de gobierno en Cieza y, ante la falta de alternativa, optó por darle un apoyo al alcalde de la localidad que hasta ese momento le había negado. ¿Qué otra cosa podía hacer?
¿El apoyo del PP regional e inclusive de la secretaria nacional del partido a Tomás Rubio cambia en algo la situación de inestabilidad política en Cieza? La respuesta es no por más que el alcalde, haciendo de la necesidad virtud y “agarrándose a un clavo ardiendo” intente mostrar lo contrario. La realidad es que Tomás Rubio es un alcalde sin presupuestos, presidente de una Junta de Gobierno Local sin apenas competencias, con un equipo de concejales de bajo perfil, con una ciudad paralizada y a merced de un pleno en el que está en minoría. Un pleno municipal en el que la oposición le bloquea todo lo que propone, en el caso de Vox, o se debate entre la responsabilidad de no contribuir al desastre de la gestión municipal y la tentación de “rematar” a un PP en sus horas más bajas “tirando todas las piedras a la cabeza del alcalde”, en el caso del PSOE.
¿Tiene Tomás Rubio alguna salida? Desechada la iniciativa de presentar unos presupuestos que serían rechazados por la oposición, pero que posteriormente podría verse aprobados presentando una cuestión de confianza y “esfumados” los 7,6 millones de euros que parecía haberle regalado la oposición y que le daban cuerda para dos años y con ello acabar la legislatura aún a costa de que esta sea un calvario político, todo parece indicar que no. Solo le cabe la opción de que el PP se siente “a calzón quitado” con el PSOE, asuma que depende del partido que dirige María Jesús López en Cieza y esté dispuesto a llegar a un entendimiento del que pudiera verse beneficiado este último.
Continuar Tomás Rubio y el PP atrincherado como si nada hubiera pasado, Vox “tirado al monte” y el PSOE puesto de perfil a la espera de que sus propios votantes “crucifiquen” al profesor de religión católica, en una “conjura de los irresponsables”, es una opción, pero no la que necesita Cieza y los ciezanos y ciezanas.
Manuel Martínez Martínez fue concejal-portavoz de Izquierda Unida en las corporaciones 1991-1995 y 1995-1999.