Pascual Gómez Yuste / Cieza. 01.04.23.- Lisón es un corredor de fondo, un admirado y respetado artista que lleva mucho tiempo trotando con paso firme por una senda que se trazó desde el principio, sin distraerse con el fragor que emana las nuevas corrientes artísticas. Ulises ordenó que le ataran al palo mayor de su nave para no sucumbir al dulce canto de las sirenas. Lisón se ha atado a su propio trabajo, sin prestar la más mínima atención a todo lo que carece de interés. Su último año y medio de producción se puede ver resumido en dos de los espacios de la exposición ‘6 salas’. Tan atractivas como diferentes son cada una de las propuestas con las que la galería Efe Serrano se asoma a Villa Vázquez (sala 1), Ripollés y Antonio de Felipe (sala 4), Rafael Alberti (sala 5) y Pepe Yagües (sala 6).

El artista nacido en 1963 es un baluarte, un obligado referente en el camino abierto por la expresividad plástica de un reducido grupo de creadores ciezanos de su generación. Y, posiblemente, junto a unos pocos, también la voz más autorizada de cuantas en Cieza han seguido haciendo valer su conocimiento pintando. Pertenece por derecho propio a la nómina de autores más queridos por el público. Siempre dentro de los márgenes de su personal obra y prácticamente ajeno a las nuevas corrientes. Así, sin contaminaciones externas, esas formas objetivas de su imaginario pictórico se convierten en abstracciones que juegan con el color y la mancha. En sus obras está la depurada sensibilidad de un maestro del arte contemporáneo.

El paso de los años no ha conseguido agotar su catálogo de posibilidades artísticas. Hace tiempo que encontró el estilo que lo engrandezca como merece. Hay quien define lo que hace Lisón como libertad artística. Sus pinturas más recientes están llenas de inspiraciones imprevistas. Es cierto que sigue fiel a sus constantes de composiciones de abigarrado barroquismo, cromatismo intenso y mundo figurativo que superpone lo legendario a lo cotidiano, revalidando de esta manera su identidad pop. No obstante, en sus últimas obras, ha acentuado el lado más abstracto de sus creaciones utilizando como soporte el metacrilato. Es fruto de su sabio oficio pictórico, como lo pone en evidencia en sus obras, donde los guiños solapan la novedad al recuerdo de la vieja maestría.

Sus trabajos se distribuyen a lo largo de las salas 2 y 3 de la galería, y comparten protagonismo con los espacios dedicados a Villa Vázquez, Ripollés y Antonio de Felipe, Rafael Alberti y Pepe Yagües. Ésa es por lo menos la impresión que deja la visita de la muestra titulada ‘6 salas’. Las cerca de sesenta obras incluidas en la misma nos hablan de los intereses artísticos de sus autores. El resultado de conjunto es, sin embargo, de una heterogeneidad ingobernable, y para ofrecer esta exposición Francisca Serrano Yuste -comisaria del proyecto- ha articulado su particular selección de obras en torno a seis nombres que han dejado su huella en cada terreno que han pisado. La variedad de estilos y formas de entender el arte es tan amplia como enriquecedora.

El recorrido por las salas de la planta baja se abre con la exposición ‘Cinco bocetos en soledad. Una visión contemporánea del Rosario Doloroso’, del ciezano Antonio José Villa Vázquez. No menos impactante es el espacio dedicado de forma conjunta a Ripollés y Antonio de Felipe en la segunda planta, donde también aguardan al visitante la obra gráfica de Rafael Alberti, que conserva intacta toda su intensidad. La última sala está constituida por el pintor y escultor marciano Pepe Yagües. Desde esta perspectiva hay que mirar/ver la obra sintetizada en esta muestra. En resumidas cuentas, seis pequeñas maravillas, tan honestas como interesantes con puntos de partida bien distintos, coincidirán en Efe Serrano hasta el 6 de mayo.