Adolfo Barrena Salces.- Me dijeron, y la verdad es que lo creí y lo creo, que, de todos los animales, el ser humano es el único que tiene capacidad de pensar y de razonar. Precisamente por eso tenemos el título de racionales.
Lo que pasa es que la vida, y ya estoy de vuelta de muchas cosas, me ha enseñado que no todos los seres humanos, por el mero hecho de tener la capacidad de pensar y la de razonar, piensan y razonan.
Pensar, lo que se dice pensar, creo que lo hacemos todas y todos. Otra cosa es que de nuestra capacidad para pensar salgan solo pensamientos razonables.
Por eso mismo es inapropiado hablar de cosas "impensables", podemos pensar lo que nos dé la gana, cualquier cosa, por muy extravagante, loca o ridícula que sea. Hasta los curas nos dijeron que se podía pecar de pensamiento.
Lo de la razón, o el raciocinio, es otra cosa. La razón nos dicen que es la capacidad del ser humano de reflexionar para llegar a una conclusión y tener capacidad de juicio sobre una determinada situación o sobre un suceso.
En el pueblo, a la gente mayor, le había oído decir alguna vez que alguien "tenía razón y conocimiento pero que, como no lo usaba, era un desbaratao".
Viendo la actitud de muchos seres humanos en estos días no hago más que darle vueltas a estas cosas. Sabemos todas y todos de qué va esto del puñetero bicho, nos dicen y reiteran lo de los riesgos de las aglomeraciones, nos insisten en el uso de las mascarillas, nos recomiendan tener cuidado porque, otra vez, las cifras de contagio se están disparando. Luego ves, nos las transmiten y televisan, las aglomeraciones y las fiestas ilegales y comprendes eso de "no usan la razón y el conocimiento".
Parece evidente, esta gente no "gasta", no "usa", su capacidad de razonar.
Esta gente demuestra que no basta tener la capacidad de razonar para ser razonables. Llegan a "razonar" que prohibirles esas fiestas, no dejarles reunirse con quien y con cuantos quieran, no dejarles circular libremente, es limitarles y restringirles derechos fundamentales. Claro, esta gente no sale del estado primario del razonamiento, no llega a comprender que cuando un derecho colisiona con otros deja de ser un derecho personal y pasa a ser objeto de regulación y reglamentación legal.
Esta gente demuestra otra capacidad de nuestra especie. Demuestra que el ser humano es el único capaz de equivocarse y de tropezar dos (o 37) veces en la misma piedra.