Adolfo Barrena Salces.- Sigue la dicotomía. Hoy leemos en portada de la prensa aragonesa lo dramática que sería una cuarta ola de la pandemia.

Claro, es evidente. Ya sabemos que somos capaces de tropezar en la misma piedra varias veces.

Empiezo por el titular de hoy. La 4ª ola sería desastrosa "para las empresas", no parece preocupar lo desastrosa que sería para la gente, para la ciudadanía, para el bien común, para el interés general.

Uno recuerda las noticias y titulares de los últimos días de la misma prensa que ahora advierte del drama de la 4ª ola. Había que abrir todo, los centros comerciales, la hostelería, las estaciones de esquí, el ocio nocturno,....

Lucecicas de colores, inauguraciones de belenes, fotos de grandes centros comerciales llenos,...había que salvar la Navidad.

Pero, no sé si será cosa de la edad, recuerdo también, las noticias y titulares, de la misma prensa, cuando había que salvar el verano.

Titulares, congratulándose de que Aragón, de la mano de Lambán, era de las primeras autonomías que "abrían la mano" y entraban en la "nueva normalidad". Luego resulta que hemos sido una de las zonas donde más fuerte ha pegado la pandemia.

Claro, también lo recuerdo, que no leo ningún titular ni noticia que hable de la segunda ola (había toda una carrera competitiva por parte de barones y baronesas territoriales para ver quien abría antes) que vino tras el verano. Ni de la 3ª que vino tras los puentes de los pilares y las celebraciones de las "no fiestas". La que nos llevó a volver a la tercera fase de la desescalada. En una caso y otro volvimos al punto de partida y los contagios, y las muertes, volvieron a situarnos entre las Autonomías más afectadas.

Pues nada, sigamos obligando al personal a elegir entre la bolsa o la vida, pero no se olvide nadie que el dichoso bicho sigue por ahí y, a lo que parece, debe estar dando saltos de alegría por las nuevas oportunidades que encuentra gracias a ese afán por salvar la economía, gracias a ese empeño por que siga el negocio y gracias a que el personal, al menos mucha gente, no termina de entender que, sin que esté la vacuna, las aglomeraciones son los espacios donde mejor se mueve el puñetero bicho