Pepe Haro.- Para enloquecer. Cuando la pandemia de primavera, la derecha arremetió duramente contra el mando único que para su control global estableció el gobierno. Exigió que esa responsabilidad se transmitiera a las CCAA. Bien, en la desescalada y el segundo brote que vivimos actualmente, son las autonomías las que, saliéndose con la suya, detentan la responsabilidad sanitaria, pero ante una situación que las desborda, con cifras iguales o superiores a las de abril, exigen que sea el gobierno quien asuma el control, reprochándole que incurre en dejación de funciones.
Ahora se aproximan las vacunas, y el Estado, que va ser su receptor desde la UE, plantea una distribución central coordinada que cuente con la red de centros de salud de las CCAA, tal como se hace con la vacuna de la gripe. Es la única forma de articular recepción y distribución de manera eficaz. ¿Qué dicen las derechas? Pues lo previsible: que se está ignorando a las CCAA, y que son éstas las administraciones que deben encargarse de vacunar a la ciudadanía. Un bucle infinito, que demuestra el infantilismo y la irresponsabilidad de una derecha mucho más preocupada por desgastar al gobierno que por la salud de la gente y la recuperación de la economía.