Diego Fernández Pascual.- La última (por el momento) de la Consejería de Educación podría tener nombre de fábula, de refrán o incluso de comedia de Lope, algo así como "El tramposo en su trampa". Voy a ver si consigo explicarlo de forma que se entienda.

El pasado martes, 15 de septiembre, la Consejería de Educación hizo público un "PROTOCOLO DE ACTUACIÓN ANTE LA APARICIÓN DE CASOS DE COVID-19 EN CENTROS EDUCATIVOS DE LA REGIÓN DE MURCIA".

Aunque el documento reseña que está basado en la “Guía de actuación ante la aparición de casos de COVID19 en centros educativos” aprobada por la Ponencia de Alertas y Planes de Preparación y Respuesta de fecha 10 de septiembre de 2020., los únicos logos que aparecen en el documento son los de las Consejerías de Educación y de Salud de la CARM.

Realmente se trata de un "fusilado completo" del documento en que dice basarse y que se reproduce al pie de la letra y al que añade cuatro anexos: dos notas informativas, una ficha de información para salud pública y un modelo de declaración responsable.

Podrían haber dicho que asumían la guía del Ministerio (lo que, por otra parte, para quienes seguimos esta etapa de producción inusitada de guías y protocolos era una evidencia) pero decir ésto tenía dos inconvenientes: 1.- no se hubiesen podido apuntar el tanto de un texto muy completo, serio y riguroso, y 2.- no podrían seguir cuando surgieran problemas con la cantinela todo terreno de "Sánchez es culpable" y "el coletas ya ni te cuento".

Así que le quitaron a la guía ministerial el logo del Ministerio, le pusieron los suyos, incluyeron un índice y los cuatro añexos ya mencionados y ¡ale hop!: ya tenemos un Trabajo Fin de Máster. ¡Uy!, no, ¿en qué estaría yo pensando?; ya tenemos un protocolo de actuación regional.

El problema llega cuando llegan los problemas. Se empiezan a producir positivos entre el alumnado y salta la sorpresa de que no se consideran contactos estrechos de los infestados los compañeros de curso (salvo en educación infantil). ¿Qué explicación se da?, pues que para ser contacto estrecho hace falta haber estado a menos de dos metros del infestado (ésa es una circunstancia que se da en todas las aulas), durante más de 15 minutos (esto también ocurre en las aulas) y no haber tenido un uso adecuado de las mascarillas (por eso si se envía a cuarentena al alumnado de infantil contacto de los infestados, porque en ese nivel educativo no se usan mascarillas). Y ¿cómo saben las autoridades sanitarias y educativas que ha habido un uso correcto de las mascarillas en las aulas afectadas?, la respuesta la encontramos en el Protocolo Regional de Actuación. En él se indica que los tutores de los cursos, y en su caso los coordinadores COVID de los centros, evaluarán si se hace un uso adecuado de las mascarillas en las aulas. Si la decisión de no enviar a cuarentena a los compañeros de curso de los afectados ya extrañó, la respuesta de por qué no se hace conmociona. ¿Cómo es éso de que los tutores y tutoras son los responsables de evaluar si se hace o no se hace un uso adecuado de las mascarillas?, ¿Qué herramientas y formación tiene el profesorado para saber si las mascarillas de su alumnado son correctas, están homologadas, se han usado o no el tiempo límite?, ¿Cómo pueden saber los maestros y profesoras que el alumnado no se quita la mascarilla durante toda la jornada escolar o que no las comparte o las intercambia? Es más si no se confina al alumnado del grupo de un positivo porque no hay informe desfavorable del tutor sobre el uso de las mascarillas por parte del grupo, ¿qué ocurrirá si al paso de unos días hay más alumnos de ese grupo que resultan infestados?, ¿se podrá exigir responsabilidad a los tutores por no haber avisado en su momento de que el uso de mascarillas no estaba siendo el correcto?. Como cabe suponer estas preguntas, y muchas otras, alimentan la incertidumbre, la inseguridad y la intranquilidad de miles de docentes.

Sólo tres días más tarde, el viernes 18, en una asamblea sindical se plantea el tema y los participantes deciden la conveniencia de preparar una declaración dirigida a la Consejería por la que el profesorado comunique que no está en condiciones de asumir esa nueva tarea que se le atribuye y para cuya realización no cuenta ni con la formación ni con las herramientas necesarias para llevarla a cabo.

No pasan 24 horas y el sindicato comienza la difusión del escrito. Usa para ello, también, las redes sociales. Minutos después de ser publicado en twiter el responsable sindical recibe una llamada de un alto cargo político que le reprocha la crítica implícita porque "que sepas que lo que hemos hecho es recoger el criterio establecido en la Guía del Ministerio socialista". "¿Y qué me dices con éso?" será la respuesta del sindicalista. El sindicato -CCOO, para ser preciso- ya ha criticado a nivel estatal la Guía ministerial el día 11 de septiembre por ese asunto y ha expresado esa crítica en Murcia en el transcurso de la Mesa Sectorial de Educación. Así que ¿a qué viene ese escudarse -de nuevo- con que lo que se aplica es cosa del gobierno central?. Dos reflexiones, y por eso lo del "tramposo en su trampa". Una, si en vez de trampear con los logos hubiesen, simplemente, asumido el documento ministerial podrían decir lo que dicen ahora. Dos, si no estaban de acuerdo con este punto -que nos parece un exceso sea idea de quien sea idea- podían no haberlo asumido y haber establecido un protocolo realmente regional. Pero claro, entonces no podrían intentar salir del apuro diciendo que "la culpa es de Sánchez". Y es que la avaricia rompe el saco, lo quieren todo, quieren no tener que confinar aulas y colegios, no tener que afrontar el conflicto que para las familias suponen los niños confinados, no reventar las estadísticas y que no pase nada y que si pasa se pueda derivar la responsabilidad al rival político. Lo quieren todo, todo menos asumir responsabilidades. Y en ese trampear con todos, resulta que acaban haciendo responsables de las infecciones escolares a los maestros y maestras. Maestros y maestras que harán muy bien en rechazar esa responsabilidad impuesta con la que se les carga.

Lo dejamos por el momento aquí, aunque convencidos de que habrá nuevos capítulos que nos permitirán traer a la actualidad aquellos versos premonitorios de Rafael Sánchez Ferlosio: "vendrán más años malos y nos harán más ciegos, vendrán más años ciegos y nos harán más malos".