Adolfo Barrena Salces.- El emérito Juan Carlos, presunto corrupto, Rey que nos dejó el franquismo, ha demostrado la bajeza de su Majestad. No soy muy dado a estas cosas pero sé que el término, que viene del latín maiestas, se refiere a grandeza y se aplica a reyes y reinas para reconocer su altura. También lo emplean sus súbditos obedientes y satisfechos con su capacidad para rendir pleitesía.
Juan Carlos, aprovechándose de su posición, y de la egregia inviolabilidad que le daba la Constitución que tenemos, ha hecho negocios opacos, ha disfrutado de cacerías y aventuras, ha destacado por sus amoríos y enredos y ahora, cuando se destapan sus presuntas corruptelas y la fiscalía reabre el caso, se larga. Cumple con la tradición borbónica y, como sus antepasados, huye con el botín y su fama.
Vergonzosamente toda una corte de lacayos serviles se dedica a "agradecerle" el gesto, a lavarle la cara por su aportación a la democracia de este país y por su "buenos servicios a la patria".
La indignación y la mala hostia que me produce el asunto ha hecho que reescriba varias veces. No me salía nada educado, ni publicable, hacia ese cúmulo de voceros y voceras que han clamado contra quienes ponían tw, o hacían canciones sobre el borbón ladrón, y ahora aplauden como serviles borregos que le hayan puesto alfombra roja para que se largue a disfrutar de lo acumulado a base de presuntos choriceos varios.
Especialmente indignante es que la Sra. Vicepresidenta, no sé muy a título de que, hace de lameculos faldero y le "negocia" la huída.
Vergonzoso que nuestra Vicepresidenta, en vez de asegurar que no se escapa y hacer que se le retire el pasaporte, hace de dominguilla y le abre las puertas para que se vaya al Caribe.
Increíble la inacción de la fiscalía que deja que se largue tan tranquilo y con la maleta bien llena.
Lo dicho, vaya bajeza la de su majestad emérita y vaya bajeza la de quienes, burlándose de todo el mundo, le aplauden y llenan de elogios y halagos.
No sé que más tiene que pasar para que, de una vez por todas, mandemos a la monarquía a hacer puñetas y apostemos por una República que nos devuelva la dignidad de ser ciudadanos en vez de vasallos.