Adolfo Barrena Salces.- Uno de estos días que ando por el pueblo, al ordenar un poco el granero, encontré unas anteojeras (son más conocidas como orejeras) que se les ponía a los animales de carga para que solo vieran el camino por el que debían ir. Se hace, como ven, para evitar que el animal se distraiga.
Ayer tuvimos un ejemplo claro en el Congreso.
La derecha rancia, la casposa, la de extrema derecha y la derecha extrema (y aquí englobo a toda la fauna monárquica que hay en este país), fundamentalmente a través del ínclito líder pepero, Sr.Casado, acusó al Gobierno rojocomunista y republicano de estar desgastando la institución de la corona.
Las anteojeras que lleva puestas esta gente no les deja ver lo que vemos el resto del personal. El desgaste y falta de respeto que está afectando a la corona la tienen el Borbón Emérito, sus trapicheos y corruptelas y sus andanzas y cacerías.
No vale que quieran convertir el caso en el "caso Corinna". Es el caso Juan Carlos que, a lo que parece, durante años y años, amparándose en la inviolabilidad que la Constitución le da, ha demostrado reiteradamente su adicción al dinero corrupto amén de a otras actividades poco recomendables para todo un jefe de estado.
Dejemos las anteojeras puestas a esta gente para que no se salgan del camino y sigan demostrando que sus preocupaciones son la monarquía, Cataluña y el Process, los pasaportes Covid y demás grandes propuestas que conocemos.
Lo malo es que hay mucha gente que tampoco se quita las anteojeras y les vota.