Esta mañana, en una entrevista en la SER, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, se ha despachado, sobre la artificial polémica creada por las derechas tras tergiversar una declaraciones del ministro Garzón en una entrevista publicada en The Guardiam, “lamentando la polémica que se ha generado” por las declaraciones del ministro de Consumo sobre las macrogranjas, sin mencionar (¿a propósito?) que se trata de un bulo. A reglón seguido daba a entender que no entra en sus planes la destitución de Garzón.
Con estas declaraciones, Sánchez se ha dado “un tiro en el pie”. Primero, porque pensando que puede sacar rédito electoral en las próximas elecciones autonómicas en Castilla León, ha “comprado” el encuadre construido por las derechas, sus medios afines (la mayoría) y los poderes económicos, asumiendo la veracidad de un bulo claramente contrastable y desmontado por los medios de comunicación más serios, lo que a la postre le da credibilidad a las falacias del PP. Segundo, porque se contradice a sí mismo en las políticas de protección del medio ambiente que dice sostener su gobierno y con las propias posiciones de la Unión Europea que dice asumir. Tercero, porque muestra su extrema debilidad antes las derechas, a las que da más munición, ya que no puede destituir a un ministro con el que comparte planteamientos en el Gobierno, pero que “repudia” en sus declaraciones públicas. Cuarto, porque abrazando los planteamientos de las derechas en defensa de los intereses económicos de las empresas dedicadas a la ganadería intensiva (que no de los ganaderos), se queda sin espacio político al dejar la defensa de las zonas despobladas, de la ganadería extensiva y sostenible y del medio ambiente y la alimentación saludable en manos de la parte progresista de su gobierno, Unidas Podemos, para quien es un “regalo inesperado”. Por último, además de abrir grietas gratuitas e innecesarias entre los socios de la coalición gobernante (como bien ha señalado la vicepresidenta segunda del Gobierno, la comunista Yolanda Díaz) deja el espacio electoral del ecologismo, la España despoblada y los defensores de un modelo económico sostenible en manos de Unidas Podemos como único refugio posible y a su partido sin espacio ante las elecciones autonómicas castellano-leoneasa.
Así, Pedro Sánchez, que no ha entendido que las declaraciones de García Page, Lambán y toda esa plaga de psocialistas de derechas, que son enemigos internos suyos, no iban dirigidas a minar a Alberto Garzón si no a él mismo, queda más debilitado y se coloca como “muñeco de feria” ante las derechas. Qué, si no, se puede decir de un presidente del gobierno que desautoriza (implícitamente) a un miembro de su gabinete pero que no puede destituirlo.