Hace, además, un llamamiento a la sociedad civil para impulsar un frente cívico en defensa de las libertades.

Se les ha legalizado, se les ha dejado hacer, se les ha dado toda la cancha mediática, blanqueando sus exabruptos y desvaríos, y ahí los tenemos. Están crecidos, se ven respaldados, ven que se les abren las puertas en la Administración para dictar sus aberrantes ideas de “libertad”, sin saber lo que significa esta palabra, o posiblemente sí, la libertad para que los que siempre han tenido las riendas del poder, los caciques de toda la vida, respaldados por el nacionalcatolicismo de la jerarquía eclesiástica, puedan hacer lo que les dé la gana con la utilización, además., de los recursos públicos.

Recursos públicos para seguir fomentando la educación privada (la gran mayoría de titularidad religiosa), seguir alimentando a la sanidad privada para dejar a la pública como un reducto sanador para los marginales y los que tengan poco recursos, para fomentar las pensiones privadas y dejar las públicas como cajas de beneficencia, para olvidarse de la dependencia porque no es rentable, para seguir utilizando los recursos de todos sin importarles el medio ambiente, porque el medio es suyo y está para explotarlo.

Ahora en la Región de Murcia, encima, quieren entrar en los centros educativos para decirles lo que debe entrar en los currículos escolares, para que, con la excusa de no permitir el adoctrinamiento, puedan adoctrinar a sus anchas, para que, con la excusa de proteger a sus hijos e hijas, promuevan la homofobia, para que, con la excusa de promover los valores nacionales, susciten la xenofobia, para que, con la excusa del rol femenino, acrecienten la brecha de género.

Pero toda esta brutalidad, esta salvajada, esta violencia “educada” está ya literalmente en la calle, de manera física. Ahora que estamos a muy pocos días de conmemorar la proclamación de la II República, la violencia física que esta gente empieza a exhibir nos recuerda aquellos aciagos momentos en los que la legalidad republicana y la convivencia ciudadana fueron asaltadas por pistoleros de la calaña de Federico Servet, en Murcia. Ahora le ha tocado a Podemos de Cartagena, antes a otros locales de aquellas organizaciones que no piensan como ellos, también a monumentos a deportados tanto en Murcia como en Cartagena y en Águilas; mañana puede ser cualquier otro edificio o monumento o quizás, si no les ponemos freno, a cualquier persona física por el hecho de pensar distinto.

Cuando llegó la II República, los responsables políticos tenían muy claro que no era suficiente con conquistar derechos, era necesario afianzarlos a través de la educación porque de lo contrario todo avance estaba condenado al fracaso. Pues eso es exactamente lo que está ocurriendo ahora, los derechos están en grave peligro y tienen que consolidarse con más cultura y más educación. Y este es nuestro gran déficit. El conocimiento de nuestra Historia hubiera hecho mucho más difícil la explosión de la extrema derecha y de la cavernícola nazi. Hemos perdido muchas oportunidades de corregirlo, pero todavía podemos rectificar, aunque nos llevará tiempo en ello.

Pero ahora se requiere la mayor de las condenas por toda la sociedad murciana democrática, exhibiendo posiciones antifascistas en los distintos ámbitos de la Cultura, la Educación, la Universidad, los barrios…Es preciso impulsar, por ello, un frente cívico contra el fascismo y en defensa de las libertades y la convivencia, y exigir de las fuerzas de seguridad actuaciones más contundentes, pues, de lo contrario, estaremos naturalizando estas salvajadas y favoreciendo que se repitan.

Frente a la barbarie más cultura y más educación.