Es duro y probablemente nunca, por nadie (de aquellos a quienes se dirige), será bien entendido, y mucho menos admitido con naturalidad y sinceridad, pero hay que decirlo, porque el pueblo lo dice, o lo masculla en todas las plazas y por todas las auras y estancias, y alguien tendría que decir lo que ya es vox (¡oh, perdón) populi. No, Pascual, no, no y no. Y lo digo con la misma rotundidad y persistencia cabezona con la que tu jefe en el partido se lo decía a otro hace poco más de un año, y te lo digo a ti como el jefe de Cieza, “al cadí”,  que legítimamente eres. No, apreciadísimo alcalde de Cieza (sabes que lo digo desde la cordialidad y la estima sin dobleces que te tengo a ti y a los tuyos, que no por lo que diga o deje de decir aquí se van a ver mermadas ni en una millonésima), no, el pueblo, este pueblo, tuyo también (pero no para ti o los tuyos), tu pueblo de Cieza, no entenderá nunca la desproporcionada subida de sueldos que habéis decidido aplicaros no sé aún muy bien por qué, porque no es ni justa, ni razonable, ni oportuna, ni (por todo lo anterior) inteligente. Si no, haced un referéndum y comprobad el sentir ciudadano, que ese referéndum sí sería legal y no está en juego ninguna integridad territorial o soberanía de ninguna clase. Ya os adelanto que la respuesta ciudadana en ese hipotético referéndum sería un rotundo NO al incremento de sueldos que habéis acordado autoadjudicaros.

Ni justa, ni razonable, ni inteligente, ni oportuna…Es, eso sí, por el contrario, desmesurada, fuera de proporción y medida, porque, Pascual, este (no hay que olvidarlo) es un pueblo pobre (en el que los pobres son inmensa mayoría), y un sueldo de 53.000 euros al año, por muy brutos que sean, no deja de ser sino otra brutalidad (las hay mayores, es cierto…), y una subida de 8.000 euros al año, de golpe y porrazo, una brutal desmesura, o sea eso, algo fuera de proporción y medida, un despropósito, vamos…una barbaridad, perpetrada desde la oportunista coartada de que se lo subís a todos, incluidos los concejales, concejalas y concejalillos de la oposición, que protestan con la boca pequeña por esa misma subida de sueldos, pero que se reconfortan con el sustancioso subidón que va a parar a sus bolsillos (los que menos, pasan de poco más de 6.000 a más de 10.000 euros al año). Los que cobraban 35.000 a 43.000. Ande yo caliente…¿verdad? Además, siempre pueden ampararse en aquello de que nosotros no hemos sido, la decisión la han tomado otros, el alcalde, el equipo de gobierno...o aquello tan socorrido de que siempre hay otros que cobran mucho más. O justificando la subida por lo bien que habéis trabajado, por la eficacia en la gestión, por los muchos dineros que le habéis ahorrado al Ayuntamiento, por lo buenos que sois, vamos…pero, sabéis que esos no son argumentos, y que el premio en todo caso por esa labor sería el de la reelección, la renovación del compromiso de confianza del pueblo con vosotros y vosotras, pero en modo alguno a cualquier precio, o siquiera a cambio de un precio, que eso parece el incremento unilateral del coste del servicio que venís prestando al pueblo, supuestamente desinteresado pero en realidad, insisto, a lo que parece, prestado a un alto interés rayano en la usura y vecino de la avaricia.

Barrunto yo que, conociéndoos, más de uno y más de una, y más de dos de vosotros y de vosotras, de los 21 que sois, andaréis estos días algo desinquietos y nerviosos, cariacontecidos, preguntándoos si habéis hecho bien, es decir, con la sombra de la mala conciencia, o la intranquilidad e inquietud sobre las posibles consecuencias políticas a medio o largo plazo que esta decisión os pueda acarrear, pero, bueno, la decisión está tomada y ya es tarde para rectificar. Tampoco serviría de mucho enmendarla ahora porque el daño –y el negocio- ya están hechos, y habéis vuelto a perder la virginidad (eso tan anticuado que desde hace bastante tiempo no se lleva pero que aún mal-componíais y remendabais para dejarlo – el virgo- aparente y “aseadillo” ) y la pureza (virtud extraviada también en la noche de los tiempos porque ahora se llevan la darwiniana capacidad de adaptación, la transacción, incluso la de uno consigo mismo, porque hay que ser comprensivo con las debilidades humanas (y vosotros sois humanos), y la componenda, que además se subrayan en los últimos tiempos como cualidades positivas y hasta virtudes teologales del buen político, resumidas en la capacidad de negociación para llegar a acuerdos incluso con el diablo, si falta hiciera, cuando esa es política maquiavélica y yo siempre entendí como verdad inconcusa que el buen político se caracterizaba (o debía…) por el compromiso y la entrega a y con su pueblo. Creo que la de esta subida de sueldos es una de esas decisiones que nunca deberíais haber tomado porque, al que la toma, tras hacerlo, siempre se le ve el plumero, que luego acaba sacando la plumita, o el plumón, se ve mucho, le saca a uno los colores, y no hay explicación, por elocuente y bien intencionada que sea, que pueda esconderlo, que tampoco se trata de eso, ¿verdad?, porque es bien sabido que aquí- nada por aquí, nada por allá, ¡zas!-, el dinero ha volado a mi bolsillo- bien sabido es que no hay nada que esconder…Todo es perfectamente legal. Si, ya lo sabemos, ya lo sabíamos. O nos vais a contar la milonga de que ahora, tras la subida de sueldos os vais a dejar la piel y os vais a estrujar las neuronas trabajando más y mejor aún como los “supermanes” y jabatos que sois para abrirle un camino de esperanza a Cieza la desgraciada, una ciudad que siempre ha sido y será importante y que desde ahora lo demuestra también en los sueldos de su alcalde y de sus concejales. A ver cuando la mejora llega también a sus vecinos.

Probablemente confiáis en que las cosas sigan así…¿de bien?, en que la oposición evolucione de catatónica a inexistente e invisible, un poco más adormecida, encandilada y en estado hipnótico después del suculento y dulcísimo caramelo que les habéis regalado en forma de billetes de curso legal. No es algo nuevo. Hace veinte años, tras unas elecciones municipales, como ahora, ya titulé un artículo diciendo: “comienzan los reajustes del botín legal”. Me costó algún disgustillo que otro con los míos, con mi familia, que me hablaba de que no tenía necesidad ninguna de ser yo quien dijera aquellas cosas. Hablaba de lo mismo: asignaciones de sueldos municipales, vamos, el botín legal. No hemos mejorado, Y este es un asunto que le importa a la gente, porque afecta a una cuestión mollar, a los billetes, y a las razones que, por encima y por debajo de metafísicas y biensonantes retóricas, de la música celestial de eslóganes y consignas, mueven a nuestros representantes políticos de aquí mismo, en Cieza (Murcia), a dedicarse a la que ellos llaman desprendida, digna, abnegada, sublime y hasta heroica tarea de servir al pueblo…¡Ja!