Fernando Fernández Villa.- Alfaqueque Ediciones nace en plena crisis económica del 2008. En aquel momento no pensábamos qué sería de la editorial una doce de años después. Han sido unos años duros pero hoy podemos asegurar que el proyecto se ha consolidado. Eso, sí, tendremos que afrontar esta nueva crisis del covid-19. A lo largo de estos años hemos visto cómo, en la Región de Murcia, han ido desapareciendo algunos proyectos editoriales y han surgido otros nuevos que están impulsando, sobre todo, la publicación de obras de escritores que tienen vínculos con nuestra región. Editoriales pequeñas e independientes con una media de publicaciones de entre cinco y diez libros anuales. En una región como la nuestra, lejos de los epicentros editoriales del país (Madrid y Barcelona), es mucho más complicado llevar a cabo tan difícil tarea.
Lo que define a una editorial independiente es el tamaño y el talento; estos factores le obligan a cuidar aspectos sin los cuales la supervivencia es muy difícil. Claro está que no todas las editoriales independientes son exquisitas pero su margen de especulación es muy limitado. Para especular con autores, libros y dinero están los grandes grupos que juegan a la ruleta del best-seller.
Las editoriales de la región, de iniciativa privada, están fundadas por personas que, de alguna manera, tienen relación con el mundo de la cultura y no han planteado su proyecto como una iniciativa empresarial sino como una forma de participar en el desarrollo cultural de la región. He aquí uno de los problemas de continuidad de muchas de las editoriales que han surgido en estos años y no han podido consolidarse como proyecto editorial debido, principalmente, a esa falta de visión empresarial.
La cultura y la economía es difícil llevarlas de la mano si no tienes detrás un equipo que haga posible esa unión. Así, vemos que la mayoría de editoriales en la Región de Murcia son proyectos unipersonales que combinan su actividad profesional o laboral con la edición. Se realiza un gran esfuerzo personal para sacar adelante las diferentes publicaciones año tras año.
Estas pequeñas editoriales que intentan dinamizar la cultura con la publicación de libros, la organización de eventos para dar a conocer a sus escritores y sus obras, o participando en debates y conferencias sobre el mundo del libro, no reciben ayudas de ningún tipo por parte de la administración pública regional. Es especialmente llamativo, inaudito e incomprensible, que la única comunidad autónoma del país que no reconoce, al menos oficialmente, que una editorial es una industria cultural es la Región de Murcia. El Gremio de Editores de la Región de Murcia lleva planteando, desde hace años, que se tenga en consideración esta reivindicación que haría posible que las editoriales de nuestra región pudieran participar de las ayudas que el Instituto de Industrias Culturales y de las Artes de la Región de Murcia ofrece cada año. Algo que sería totalmente normal si tenemos en cuenta que cualquier empresa de otros sectores tienen el apoyo y la ayuda de la administración regional. Y no se trata solo de prestaciones económicas si no de participar en la elaboración y puesta en marcha de planes de fomento y animación de la lectura o de colaborar en la organización de Ferias del Libro o de facilitar estudios de la situación de la edición en la región… Son varios los aspectos en los que los editores podemos aportar nuestra visión y opinión sobre todo lo que afecta al mundo de los libros.
Parece que esta falta de colaboración también se da con los libreros. Se hace necesario que todos los sectores implicados en el mundo de los libros actuemos coordinados y colaboremos en hacer frente a la crisis del libro. Impidamos la desaparición de más librerías. Los libreros son los principales responsables de que al traspasar las puertas de una librería estemos a gusto, como en casa. Su esfuerzo, dedicación y pasión diaria hacen que sintamos que su librería es también nuestra. Gracias a ellos descubrimos libros que ni siquiera sabíamos que estábamos buscando, nos guían por las miles de lecturas a las que tenemos acceso, nos ofrecen actividades culturales en un lugar que es mucho más que un negocio, un espacio de encuentro con los libros y con otros lectores donde todos somos bienvenidos.
Ahora que llega la celebración del día del libro se me hace necesario pedir varios deseos que me gustaría se cumplieran en los próximos años: Que la lectura y los libros ocupen un especial lugar en la educación de nuestros hijos. Que no se cierren las librerías que tenemos ahora y que aparezcan otras nuevas. Que haya más espacio para los libros en los medios de comunicación, sobre todo, en la televisión. Que aumenten los lectores de libros. Que siga habiendo escritores con talento que nos ofrezcan historias llenas de vida y pasión. Que empleemos nuestro tiempo libre en cosas que nos llenen como la lectura. En definitiva, que los libros estén presentes en nuestras vidas y que los libros nos abran los ojos.
Fernando Fernández Villa es editor de Alfaqueque y La Fea Burguesía.
