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¿Dónde están los olmos, los chopos y los almeces del Paseo Ribereño de Cieza? Featured

Dos años después de su terminación, esta polémica obra que se marcaba como objetivo la recuperación ambiental del río Segura, realizada por Acuamed y Tragsa y que costó 3,8 millones de euros, es un secarral pese a que el proyecto incluía la plantación de miles de árboles. El Ayuntamiento acusa a Acuamed de entregar la obra con la vegetación seca y la empresa pública alega problemas técnicos, vandalismo y una plaga de insectos.

Miguel Ángel Ruiz/La Verdad.- Casi dos años después de que terminasen las obras, la vegetación autóctona llamada a formar un frondoso y refrescante bosque de galería en el Paseo Ribereño de Cieza es papel mojado. Donde debían crecer álamos blancos, chopos, almeces, baladres, madreselvas, juncos y carrizos solo se encuentran los alcorques vacíos. Pese a que su plantación y mantenimiento en la orilla del río estaban incluidos y bien detallados en un contrato firmado en 2015 entre la empresa pública Acuamed -dependiente del Ministerio de Agricultura- y el Ayuntamiento, con un coste de 3,8 millones de euros, que se presentó como una regeneración ambiental en casi cuatro kilómetros del cauce del Segura a su paso por el municipio.

¿Qué ha ocurrido con la vegetación prometida? ¿Llegó a plantarse en la cantidad y variedad que recogía la memoria técnica? ¿Se plantó y se secó? ¿Quién es el responsable? Según el Ayuntamiento de Cieza, el 'holding' público Tragsa -que ejecutó las obras promovidas por Acuamed- entregó una plantación deficiente, con gran parte de la vegetación seca y con dudas acerca de que determinadas especies fueran realmente autóctonas y por tanto adecuadas para el entorno del río.

«Hubo muchas tensiones», recuerda el concejal de Urbanismo, Francisco Saorín: «Sin haber recepcionado oficialmente la obra, les pedimos que repusieran todos los árboles que no habían prosperado, pero lo que hicieron entonces fue poner plantas aromáticas propias de monte bajo, principalmente romero», asegura. El mantenimiento del tramo intervenido por Acuamed es responsabilidad municipal desde el 31 de diciembre de 2016 -a partir de marzo de ese año según la empresa pública-, cuando las obras fueron entregadas «unilateralmente» al Ayuntamiento mediante «una simple acta en la que se asegura que estaban terminadas».

Pero el acabado fue muy defectuoso, aparte del bosque de ribera inexistente, mantiene el edil de Urbanismo: «A Acuamed solo le interesaba ejecutar la obra y salir corriendo, la tónica general de sus actuaciones. Durante 2017 hemos tenido que gastar más de 70.000 euros en limpieza, reposiciones, instalación y arreglo de mobiliario urbano y mejora de la obra, que se derruía según pasaban los días».

«Sí se plantaron»

La versión de Acuamed es diferente: «Se plantaron miles de especies autóctonas a lo largo del tramo en el que se actuó. En concreto, más de cuatro mil plantas de especies autóctonas, arbóreas como álamo blanco, álamo negro, taray, olmo y almez; y otras de menor porte como baladre, madreselva, zarza, carrizo, olivilla, junco, romero y esparto», explica esta empresa a 'La Verdad'.

¿Qué ocurrió, entonces? Acuamed, que admite la necesidad de abordar trabajos de conservación «en los meses posteriores» a la entrega de la obra, alude a «las dificultades que se presentaron para el mantenimiento, como el rápido crecimiento de maleza y especialmente del cañar en la zona ribereña, actos vandálicos incluso en fase de obras, y la aparición de una plaga del lepidóptero conocido como 'taladro del chopo'».

Acuamed y el Ayuntamiento fueron socios a la fuerza en el proyecto del Paseo Ribereño. La anterior corporación, con un gobierno del Partido Popular, firmó el acuerdo a solo cuatro días de las elecciones municipales: un convenio valorado en 3,8 millones de euros financiados al 80% con fondos europeos. El 20% restante, 825.000 euros, los aportó la administración local. El tripartito que dirige ahora el municipio -integrado por PSOE, Iu-Verdes y Cieza Puede- no pudo «mover ni una coma del contrato blindado» pese a que «no nos gustaba», mantiene ahora Francisco Saorín.

Demasiado cemento y poca recuperación ambiental, en su opinión, en una actuación que incluyó la instalación de dos pasarelas de madera, miradores, mejora de playas fluviales y adecuación de las riberas para el paseo.

Por este motivo, nunca se celebró una inauguración oficial del Paseo Ribereño. Lo más parecido, una apertura simbólica por parte del Partido Popular, en marzo de 2016, con una marcha familiar que abrió el diputado nacional Teodoro García Egea, uno de sus principales impulsores.

Pese al final con sabor amargo de un proyecto que nació con polémica, el Ayuntamiento se compromete a hacer realidad el prometido bosque de ribera con sus propios recursos. Ya se está estudiando con Aguas de Cieza, concesionaria del mantenimiento de jardines municipales.

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