Tras las dimisiones, "forzadas" por Fernando Tamayo, de Juanma Molina y Francis Piñera, los ediles Enrique Fernández, Ana Belén Corredor y Piedad Quijada abandonan el grupo popular y adquieren la condición de concejales no adscritos.
Las ambiciones personales de Fernando Tamayo, hijo del anterior alcalde de Cieza y presidente del partido en la localidad durante doce años, Antonio Tamayo, han hecho saltar por los aires al PP y a su grupo municipal con el abandono de los tres últimos ediles "renovadores" que quedaban. Una crisis que está reduciendo la presencia del otrora todopoderoso PP ciezano a la insignificancia política.
Los hechos se remontan a 2015, momento en el que, ante la fuerte caída que las encuestas auguraban al PP ciezano de cara a las elecciones municipales, en contra del criterio de "la familia Tamayo", se impuso desde una Murcia una candidatura mayoritariamente de caras nuevas encabezada por el exmarchador olímpico Juanma Molina; una decisión que, aunque contuvo el descalabro de la derecha ciezana, no impidió la pérdida de un tercio de votos y concejales, pasando de doce a ocho ediles.
Los "tamayistas", lejos de asumir el importante descalabro como consecuencia de su mala gestión en el gobierno, cargaron las culpas a la nueva candidatura operando desde el primer momento como "grupo municipal paralelo", hasta el punto de que sobre un mismo asunto se llegaban a ofrecer dos ruedas de prensa, una por parte del grupo municipal y otra por el "aparato" dirigido por los "tamayistas". La confrontación llegó al punto de que el que fuera cabeza de lista y portavoz municipal, Juanma Molina, optó por abandonar el acta de concejal.
Hace unos meses, tras unas elecciones internas del partido poco claras, en las que los opositores a Fernando Tamayo denunciaron irregularidades y que concluyeron con el abandono del partido de un centenar de afiliados, los "tamayistas" diseñaron una estrategia para hacerse con el control absoluto del partido y del grupo municipal, apostando por la confrontación despiadada contra el gobierno municipal, que tuvo como colofón la puesta en escena, "remangándose los brazos", de la edil María Dolores Hortelano en una confrontación dialéctica, que tenía perdida, ante el primer teniente de alcalde, Francisco Saorín, en el último pleno a propósito de los convenios urbanísticos de Benís y Casa del Olmo. Una estrategia que, por disparatada, no fue compartida por los "renovadores" y que a la postre llevó a la dimisión del que fuera número dos de la lista electoral, Francis Piñera.
Finalmente, la decisión de los "tamayistas" de quitarle la portavocía y la liberación a Enrique Fernández aprovechando su puntual mayoría para repartirse los cargos entre las "aparatistas" María Dolores Hortelano y María del Carmen Camacho ha concluido con el abandono de los "renovadores" del grupo popular y su pase al grupo de no adscritos; un hecho que ocurre por primera vez en el consistorio ciezano y que deja al PP en una situación de total precariedad política.
Esta decisión supone, además de la ruptura y descomposición total del partido, que el PP quede con solo 4 concejales y en el mejor de los casos cuente con 5 representantes para sacar sus propuestas adelante, si se da la circunstancia de que el edil que ha de tomar el relevo de Francis Piñera les acompañe en su disparatada aventura. Asimismo, supone un duro varapalo para la reorganización del partido de cara a la siguiente legislatura.
